El agente logró infiltrarse entre los antisistema por su pelo en cresta, tatuajes, pendientes y camisetas
Protagonizó diversos enfrentamiento con la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra para ganarse la confianza de los radicales
Las 5 independentistas rabian contra el policía infiltrado: «Si lo sabemos, no nos acostamos con él”
El pelo en cresta y pintado de color naranja, tatuajes en las piernas, una estrella del caos en la rodilla, pendientes de anillo en las orejas, camisetas con mensajes contra la Policía. Todo esto por lo que se refiere a la imagen que fue adquiriendo el policía infiltrado para entrar en el movimiento libertario de Barcelona. Faltaba estrechar contactos con los activistas para ganarse su plena confianza y aquí sus tretas fueron mostrarse muy hablador y por si todo esto no bastaba para simular su implicación con la causa, protagonizó un enfrentamiento con la Guardia Urbana de Barcelona. Estas, y no la seducción, como pretende hacer creer el movimiento independentista, fueron las tretas del agente para poder cumplir su misión
Se hacía llamar Daniel Hernández Pons y consiguió introducirse en los ambientes antisistema del centro social ocupado La Cinetika, en Sant Andreu (Barcelona). Dos o tres veces por semana se desplazaba a la Plaza de las Palmeras para tomar cervezas sentado en los bancos de la calle hasta pasada la medianoche, donde conversaba con las personas que frecuentaban el lugar, pertenecientes muchas de ellas al movimiento anarquista.
Una de esas noches de charla en la calle tuvo lugar cuando había toque de queda por la pandemia. Vino la Guardia Urbana y el policía infiltrado, con el nombre falso de Daniel, fue el primero en enfrentarse a los agentes que estaban identificando a todos los presentes.
Simuló también convertirse en un afanado activista a favor de la libertad del rapero Pablo Hasél. En febrero de 2021 participó en una manifestación para pedir la libertad de Hasél en la que se enfrentó a los Mossos d’Esquadra en la calle Gran de Gràcia.
Con cervezas en la calle, manifestaciones de protestas, insultos a la Policía y trabando amistades consiguió introducirse de pleno en el movimiento libertario viéndose en la obligación de participar en diversas actuaciones contra desahucios. En una de ella tuvo una trifulca con un operario de la empresa Desokupa. Fue multado con 600 euros por tratar de impedir el desalojo formando una barrera entrelazando sus brazos con otros compañeros. En muchas de las manifestaciones de protesta portaba un pañuelo palestino para reforzar su imagen de activista radical.
A mediados de septiembre de 2021 estuvo en Vitoria para asistir a un encuentro libertario denominado Topaketa Libertarioak en el barrio okupado de Erregaleor. La Cinétika fue una de las entidades invitadas al evento. A finales de agosto de 2022, el día 30, abandonó Barcelona comunicando a sus allegados que se marchaba a Granada para trabajar en el campo y que posteriormente se instalaría en Mallorca aunque actualmente reside en Madrid.
Con frecuencia dejaba de ir a la Cinétika durante varios días consecutivos dando siempre la excusa de que se marchaba a Palma por motivos familiares. Fuentes cercanas a la Policía han confirmado que Dani ya no está en Barcelona y que ahora vive en la Comunidad de Madrid. También han comentado que no saben los motivos por los que utilizaba como nombre falso los mismos apellidos que el agente infiltrado de origen menorquín que fue destapado en junio por la prensa independentista.