ARAGÓN

El torero aragonés Jorge Isiegas ante su desafío solidario: «En el toreo no hay medias tintas»

Jorge Isiegas defiende la labor humanitaria de la tauromaquia ante las críticas de los antitaurinos

Toreará en solitario en Cariñena el próximo 15 de junio, a beneficio de la Fundación San Blas, para personas sin hogar

Ver vídeo
El torero Jorge Isiegas.
Paula Ciordia

Jorge Isiegas tiene 27 años. Con 22, tomó la alternativa en la plaza de toros de la Misericordia, en Zaragoza. Su padrino, El Juli y su testigo, Paco Ureña. Quedaban meses para que se desatara la pandemia. Y como para todos, y sobre todo, para los jóvenes el mundo se detuvo. Cuatro años después de aquel tsunami, las aguas no han vuelto a su cauce.

Tampoco para muchos jóvenes toreros, como Jorge Isiegas, que buscan retomar el camino de sus sueños, ser figura, y que el parón de aquellos años,se ha hecho algo cuesta arriba para tratar de ganarse un sitio en el escalafón.

La exigencia del torero

Isiegas no culpa a nadie. La autocrítica resulta incluso excesiva si uno le escucha hablar sobre sí mismo, como lo hace para OKDIARIO, en una entrevista grabada en una isleta mágica que ofrece la ribera del Ebro en Zaragoza. «Nadie tiene la culpa, salvo yo. Hay que aprovechar las oportunidades, y eso depende mucho de la madurez. En este tiempo, he madurado y creo que puedo ofrecer algo diferente».

«En el mundo del toro, el nivel de exigencia actualmente es muy alto. Yo he querido ser torero desde los 3 años. Estuve esperando a cumplir doce años, la edad legal, para apuntarme a la Escuela Taurina. Lo sé, en el toreo son muchos los llamados, pero poco los elegidos», reflexiona. «Sólo se que si algún día, dudo o me enfado en la profesión, y no cojo los trastos, al día siguiente siento que me falta todo, que lo necesito».

Los estudios de Jorge Isiegas

Además, en el tiempo de pandemia, aprovechó para darle el último empujón a sus estudios, porque Jorge Isiegas rompe los moldes de aquellos que, como nuevos artistas o defensores de la cultura de laboratorio, critican a los toreros (de ser brutos, crueles e incultos…), por no entender ellos mismos el espectáculo, tal vez, más excelso de la cultura popular.

Este muchacho lo tuvo claro, y decidió estudiar el grado de Económicas en la Universidad CEU de San Pablo, dedicándole, como no podía ser de otra manera, su Trabajo Final de Grado (TFG), a la tauromaquia. De ahí que teniendo orígenes aragoneses, sea también un poquito madrileño, porque la mayor parte del tiempo lo pasa en la tienta del Bazán entrenado. Eso sí, es devoto, muy devoto. Como casi cualquiera del gremio. En su caso, luce una medallita de la Virgen del Pilar.

La labor humanitaria de la tauromaquia

Isiegas defiende «la implicación de la tauromaquia en la Responsabilidad Social Corporativa (RSC)» (de hecho, así tituló su trabajo). «Se critica la tauromaquia, pero no hay ninguna actividad que dé tanto por los demás». ¿Conoce bien la tauromaquia el ministro Ernest Urtasun?…, se pregunta uno escuchando hablar a los del gremio sobre la labor humanitaria histórica del toreo.

«El emblema del ecologismo son las ganaderías taurinas, las dehesas, el cuidado de los toros… Cualquier empresa que quiera incorporar un elemento de sostenibilidad, tendría que tener, como ejemplo, las ganaderías bravas», explica el torero.

«Ya no hablemos el aporte a la economía, a través de las cotizaciones a la Seguridad Social, los impuestos…», señala. «Pero, lo más bonito de todo, el toreo ha sido pionero de su labor social, y seguirá siéndolo. El toreo surgió del pueblo y para ayudar a los más necesitados, véase que la mayoría de las plazas de toros se llaman ‘casas de misericordia’, como en Zaragoza, y los fondos que se recaudaban en esos festejos, eran para sufragar gastos de hospicios y gente necesitada, y sigue siendo así».

Isiegas pone el ejemplo reciente de dos corridas que han pasado por alto en los medios generalistas. Se refiere a la del maestro Paco Ureña, en Lorca, y de Gonzalo Caballero y Lea Vicens en las Rozas, en apoyo a la Investigación Biomédica del Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid.

La próxima la suya, en Cariñena. «Los toreros somos los primeros en estar cuando se nos necesita para apoyar cualquier causa social y benéfica», reivindica.

Cariñena, 15 de junio

Como dice el dicho, se torea como se es, así Isiegas ha querido dar ejemplo de la tesis de su trabajo, con su propia vida, considerándolo «un paso al frente» en su carrera. «En el toreo no hay medias tintas», me responde.

«Quiero rendir un homenaje a Ignacio Zurita, un apoderado romántico que me ayudó siempre, sólo le supuse gastos siendo novillero, pero el siempre quiso abrirme camino. Y con ello, decir al público que aquí hay un torero», explica entusiasmado.

Se refiere al próximo compromiso con el que aspira a dar un do de pecho en ese camino al que referíamos antes, y en el que cuenta con el apoderamiento del empresario navarro Javier Munárriz y los consejos del maestro Antonio Sánchez Puerto. Será un homenaje a la memoria de Ignacio Zurita, quien gestionó plazas como la Misericordia, Huesca o Vistalegre, y apoderó a maestros como Curro Vázquez, Antonio Ferrera y a él mismo siendo novillero, pero que la enfermedad acabó por sesgarle la vida a comienzos de septiembre de 2019.

Aquí hay otro torero romántico, diría yo a la afición, mirando de frente a Jorge Isiegas. Porque Isiegas se jugará la vida con cuatro toros a beneficio de una asociación benéfica, la Fundación San Blas, que ayuda a personas sin hogar. Una tarde además muy pensada para el aficionado, con toros de tres encastes diferentes: Atanasio-Lisardo, Pedro Domecq y Santa Coloma, con las ganaderías de Valdefresno, José Vázquez, Pedraza de Yeltes y los Maños. Será el próximo 15 de junio, en la plaza de toros de Cariñena (Zaragoza).

¿Qué persona se juega la vida en beneficio de los demás, por amor al arte? Isiegas da una lección, como tantos otros compañeros de profesión como él, a aquellos que piensan que los toreros sólo buscan un cortijo y dinero que atesorar, sin importar el dolor y el sufrimiento, la vocación.

Ser torero, es una ensoñación, una ilusión, una pulsión vital, una necesidad espiritual. Que nada tiene que ver con lo que se empeñan los comunistas en hacernos creer. ¿Que la tauromaquia es cruel y un maltrato? Pregúnteselo, ministro, aquellos que se juegan la vida con gestas quijotescas con toros indómitos a beneficio de los parias, de los que no tienen nada, los expulsados del sistema, los que sienten las garras de la pobreza, de la enfermedad, del ostracismo.

Lo último en España

Últimas noticias