Día de la Mujer en Ceuta y Melilla

Nulo seguimiento del 8M en Ceuta y Melilla, dos únicas regiones sin manifestación por el Día de la Mujer

Sólo CCOO y UGT lanzaron convocatorias pero tuvieron un nulo éxito, como cada año

Día de la Mujer en Melilla.
Día de la Mujer en Melilla.
Borja Jiménez

Este 2025, Ceuta y Melilla se han convertido en las únicas regiones de España que no han registrado manifestaciones específicas por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, marcando un contraste significativo con el resto del país, donde las movilizaciones feministas han sido numerosas y, en muchos casos, multitudinarias. A diferencia de otras comunidades autónomas, en estas dos ciudades autónomas no se han organizado concentraciones públicas alusivas al 8M por parte de colectivos feministas. Únicamente, los sindicatos UGT y CCOO han realizado convocatorias simbólicas el viernes 7 de marzo, pero estas han tenido un seguimiento nulo, reflejando una ausencia notable de movilización en torno a esta fecha tan señalada.

Este fenómeno puede explicarse, en gran medida, por la composición demográfica y cultural de Ceuta y Melilla, donde la mayoría de la población es musulmana y, en términos generales, no se identifica con los principios del feminismo occidental, que choca con las normas y valores tradicionales islámicos predominantes en estas regiones.

Ceuta, con una población de aproximadamente 85.000 habitantes, y Melilla, con unos 87.000, son ciudades autónomas con una fuerte presencia musulmana: en Ceuta, alrededor del 50% de los habitantes son musulmanes, mientras que en Melilla esta cifra asciende a cerca del 50-55%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2023.

Esta mayoría musulmana, junto con las comunidades cristianas, judías y otras minorías, configura un contexto sociocultural único en España, pero también profundamente conservador en términos de género, donde las interpretaciones tradicionales del islam tienden a priorizar roles de género basados en la familia y la comunidad, en lugar de adherirse al feminismo secular y progresista que domina las movilizaciones del 8M en otras partes del país.

En este sentido, los musulmanes de Ceuta y Melilla, en su mayoría, no se alinean con las demandas feministas occidentales, que abogan por la igualdad de género, la eliminación de roles tradicionales y la lucha contra la violencia machista desde una perspectiva secular, ya que estas ideas suelen percibirse como contrarias a los principios religiosos y culturales islámicos, que enfatizan la complementariedad de géneros y la autoridad patriarcal dentro del marco familiar, como reflejan estudios antropológicos y sociológicos sobre estas comunidades, como los de la Universidad de Granada (2022).

En Ceuta, UGT y CCOO convocaron concentraciones el 7 de marzo en la sede sindical, pero acudieron unas diez personas. En Melilla, la situación fue similar: los sindicatos organizaron un acto en la Avenida de Andalucía, frente a su sede, con una participación mínima de apenas 15 personas. Esta baja afluencia no es sorprendente si se considera que los sindicatos, aunque abogan por la igualdad de género, no logran conectar con las prioridades y valores de la mayoría musulmana, que no ve en el 8M una causa propia.

Según un informe de la Delegación del Gobierno en Ceuta (2024), las asociaciones de mujeres locales, como la Asociación de Mujeres Progresistas de Ceuta o la Asociación de Mujeres Sahrawis en Melilla, suelen centrarse en proyectos de formación, empleo y apoyo a víctimas de violencia de género, pero no promueven movilizaciones masivas feministas, en parte porque estas iniciativas se perciben como ajenas a las dinámicas culturales y religiosas de la población musulmana, que representa una proporción significativa de las mujeres en ambas ciudades.

Este año, el nulo seguimiento del 8M en Ceuta y Melilla contrasta con el panorama nacional, donde las divisiones en el feminismo y la izquierda han generado un mosaico de convocatorias, desde marchas unitarias hasta protestas separadas, como en Sevilla o Almería. La Ley del Sólo Sí es Sí, aprobada en 2022 y modificada posteriormente por las críticas a sus vacíos legales, ha exacerbado las tensiones entre feministas radicales y reformistas en otras regiones, pero en Ceuta y Melilla esas disputas no tienen eco, en parte porque el feminismo, entendido como un movimiento secular y progresista, no resuena en una población mayoritariamente musulmana que, de manera evidente, no lo adopta como parte de su identidad o lucha.

La cercanía geográfica y cultural con Marruecos, junto con las prioridades locales —inmigración irregular, desempleo y tensiones territoriales—, también ha desplazado el foco de atención, relegando el 8M a un segundo plano en estas ciudades, donde los valores tradicionales islámicos prevalecen sobre las demandas feministas occidentales.

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