Magrudis vendió carne contaminada durante nueve meses y sus dueños sabían que había listeriosis

Funcionarios acuden a la sede de Magrudis para una 'inspección ocular'
Nave de Magrudis

Magrudis vendió carne contaminada durante nueve meses, entre noviembre de 2018 y julio de 2019. Es una de las conclusiones alcanzadas por el perito judicial que busca las causas del que fue el mayor brote de listeriosis detectado en España, que registró cuatro muertes, seis abortos y hasta 200 afectados. 

El perito, tal y como ha avanzado Diario de Sevilla, entiende que dado que «no se han presentado evidencias de un adecuado control del riesgo de listeria, entendemos que todos los lotes producidos entre mediados de noviembre de 2018 hasta el cese de la actividad de producción, preventivamente deben ser sospechosos de estar contaminados de listeria monocytogenes».

La contaminación, además, se debe a las «malas prácticas en la producción de la carne mechada, junto con el cultivo dentro de la propia industria de listeria por una ineficiencia en la ejecución del plan de limpieza y desinfección, unas malas prácticas en general, etc., hizo que la carga bacteriana fuese cada vez mayor».

Por si esto fuera poco, queda acreditado que los dueños de Magrudis conocían desde febrero de 2019 que sus productos tenían listeria, toda vez que así se lo advirtió Microal, que hizo una análisis sobre la presencia de la bacteria en un lote de carne mechada casera etiquetado el 20 de diciembre de 2018. También existe, en este sentido, un pinchazo telefónico a José Antonio Marín, dueño de Magrudis, que deja claro que que lo conocían y tiraron la carne contaminada..

El perito advierte de que «un buen diseño del sistema de autocontrol pierde sus garantías y lo convierte en un sistema de control muy débil, cuando no se adapta a la realidad de la industria. Máxime contando con que nunca se verificó de forma regular, ya que ese servicio no fue contratado por Magrudis».

Una puerta

El perito también admite el riesgo que suponía una puerta que conectaba el exterior de la nave de Magrudis con la sala de hornos. «No hay riesgo bajo o tolerable, sino riesgos no controlados». Así, esta puerta se ve «como una posibilidad entre otras variables o factores contribuyentes o coadyuvantes a la contaminación inicial y el posterior crecimiento bacteriano».

Esta puerta, continúa el Documento al que ha tenido acceso Diario de Sevilla, debía existir si su justificación fuese para su «utilización como puerta de emergencia y sólo para ese uso», por lo que debería estar «de forma constante cerrada», pero «en caso de no haberse necesitado para tal fin, no debía haberse diseñado esa puerta».

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