José Chamizo

Chamizo, el sacerdote detenido por agresión sexual a menores, fue candidato en Podemos y asesor de IU

José Chamizo quiso ser senador con Podemos, ha asesorado a IU y ha estado cerca de Teresa Rodríguez

José Chamizo en un acto de Izquierda Unida (IU).
José Chamizo en un acto de Izquierda Unida (IU).
Borja Jiménez

José Chamizo de la Rubia, ex Defensor del Pueblo Andaluz y conocido sacerdote gaditano, ha sido detenido por la Policía Nacional acusado de presuntas agresiones sexuales a menores. La noticia ha sacudido a la opinión pública, no sólo por la gravedad de las acusaciones, sino por el perfil político que Chamizo cultivó en los últimos años, especialmente por sus estrechos coqueteos con Teresa Rodríguez, Podemos e Izquierda Unida (IU), formaciones de izquierdas que lo acogieron como candidato y asesor en momentos clave de su trayectoria.

Chamizo, nacido en Los Barrios (Cádiz) en 1949, llegó a la escena pública como sacerdote comprometido con las causas sociales. Ordenado en el Campo de Gibraltar, donde ejerció como párroco en Algeciras y San Roque, destacó por su lucha contra la drogodependencia y la pobreza, fundando asociaciones que le valieron reconocimiento como defensor de los marginados.

Licenciado en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma y en Historia Contemporánea por la Universidad de Granada, su perfil combinaba fe y activismo, lo que lo llevó a ser nombrado Defensor del Pueblo Andaluz en 1996, cargo que ocupó hasta 2013. Sin embargo, su gestión, prolongada más allá de los mandatos reglamentarios, generó controversias por falta de transparencia y enfrentamientos con los partidos mayoritarios.

Activista de izquierdas

Fue tras dejar la Defensoría cuando Chamizo dio un giro hacia la política activa, un capítulo que hoy resuena con fuerza en el contexto de su detención. En 2015, su nombre irrumpió con ímpetu en el panorama de la izquierda andaluza, primero como candidato en las primarias de Podemos Andalucía para senador autonómico. Avalado por el círculo de Triana en Sevilla, Chamizo se postuló con la promesa de transformar el Senado en un organismo útil, según afirmó entonces. Su candidatura, sin embargo, sorprendió y dividió a la dirección regional del partido, liderada por Teresa Rodríguez.

Aunque algunos en Podemos valoraban su experiencia como Defensor del Pueblo y Defensor del Menor, otros lo veían como una figura alejada del espíritu renovador que la formación morada buscaba proyectar. «Colaborará con nosotros porque tiene mucho que aportar», aseguró Rodríguez en una rueda de prensa de marzo de 2015, dejando claro que, aunque no logró el escaño, Chamizo mantendría un vínculo con el partido.

Ese mismo año, su relación con la izquierda se intensificó al convertirse en asesor de Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía (IULV-CA) para las elecciones autonómicas. Presentado como parte del equipo de campaña junto al poeta Luis García Montero, Chamizo colaboró en la elaboración del programa electoral de IU, liderado por Antonio Maíllo. Su fichaje fue celebrado por la federación de izquierdas, que vio en él un activo valioso por su trayectoria en políticas sociales.

Este doble flirteo con Podemos e IU lo situó como una figura codiciada por el progresismo andaluz, un puente entre el activismo y la política institucional. Incluso se barajó su nombre para encabezar Ganemos Sevilla, un proyecto municipalista que no prosperó, evidenciando su disposición a explorar distintas plataformas de izquierda.

Pero el Chamizo político no estuvo exento de polémicas. Su salida de la Defensoría en 2013 ya había dejado un regusto amargo: acusó a la entonces consejera de Presidencia, Susana Díaz, y a un miembro del PP de maniobrar para relevarlo, y cargó contra los partidos por su «intolerancia a la crítica». Esta actitud combativa lo acompañó en su incursión política, donde se presentó como un outsider dispuesto a desafiar el statu quo, un discurso que resonó con los ideales de Podemos e IU en su momento.

Chamizo, que una vez afirmó que «la gente me quiere» mientras criticaba a los políticos, enfrenta ahora un escrutinio público que pone en jaque su historial. Su detención no sólo reabre debates sobre su figura, sino que interpela a las fuerzas políticas que lo respaldaron. De sacerdote activista a referente de la izquierda andaluza, el camino de José Chamizo ha dado un vuelco que nadie esperaba.

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