¿También va a pactar con el partido del 3% y el ‘procés’?

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, excepción hecha de Pedro Sánchez, que es capaz de hacerlo hasta en cuatro ocasiones. Primero, con el principio de acuerdo con Podemos, los siervos subvencionados de la dictadura teocrática de Irán y del país más corrupto de Latinoamérica, Venezuela. Después, con los nacionalistas vascos del PNV y con Esquerra Republicana de Cataluña. Ahora, por último, con Democracia y Libertad de Artur Mas —antigua Convergencia o CDC— impulsores, junto a la CUP, del ‘procés’ y herederos de la trama corrupta del 3% amparada de principio a fin por el clan político-familiar más delictivo de Europa, los Pujol. Esos «padres» de la patria catalana con la cartera a buen recaudo en Andorra y demás paraísos fiscales.
El secretario general del Partido Socialista está mostrando un talento fuera de lo normal para equivocarse y perseverar en el error en su periplo hacia La Moncloa. Si ayer escribíamos en Okdiario hasta qué punto sería conveniente que se alejara de Podemos, hoy la noticia es que está mendigando la abstención de los máximos impulsores de la independencia en Cataluña. Los mismos que han obviado al Rey y a la Constitución en la jura de sus cargos y que están asociados con los antisistema de la CUP, donde habitan personajes como Josep Garganté que, en alusión a Felipe VI, ha citado los siguientes versos durante un pleno del Ayuntamiento de Barcelona: «Que el Rey venga a Barcelona y el cuello le cortaremos». Ese es el nivel de aquellos con los que, directa o indirectamente, quiere asociarse el líder del PSOE.
Esta maniobra, además de un peligro cerval para la unidad de España, supone un gran motivo de preocupación dentro de las filas socialistas. Ya el pasado 28 de diciembre en el Comité Federal, las principales figuras territoriales de la formación del puño y la rosa quisieron disuadir a Pedro Sánchez de cualquier acercamiento a los golpistas. Tanto es así que, en un intento desesperado por sacarlo de su enfermizo egoísmo presidencialista, su dos principales valedores, Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, están intentando convencerlo, sin éxito hasta el momento, de que no busque soporte en quienes tienen en la destrucción del país el objetivo principal de su actividad política.
La única esperanza es que en el próximo Comité Federal del 30 de enero, figuras responsables y comprometidas con la unidad nacional como Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara o Emiliano García-Page le hagan entrar en razón antes de vender la viabilidad de España y la amplia historia de su propio partido por una Presidencia que, además, nacería con una malformación congénita tanto por los socios de Gobierno como por la mayoría absoluta del Partido Popular en el Senado, que frustraría cualquier intento de modificación constitucional a pesar del chantaje continuo de los nacionalistas. Si tiene que gobernar Sánchez, adelante, pero que apueste por un gran pacto donde la unidad de España sea del todo intocable. Será la única manera de respetar a la gran mayoría de sus votantes, en particular, y al conjunto de la ciudadanía española en general.