El pueblo que casi nadie conoce y esconde la Capilla Sixtina española: la escapada perfecta para este otoño
Los frescos tienen un valor artístico incalculable
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La Capilla Sixtina del Vaticano está considerada «una de las obras maestras más grandes del arte de todos los tiempos», fruto del encargo del papa Julio II a Miguel Ángel. Esta obra renacentista ha inspirado a numerosos artistas a decorar las paredes de templos en distintas partes del mundo, y España, cuenta con su propia joya. Situada en la localidad de Catí, en Castellón, la ermita de la Virgen de Avellà es un tesoro poco conocido pero de un valor incalculable: la Capilla Sixtina española.
Las impresionantes pinturas al fresco que adornan la ermita han sido restauradas y preservan su esencia a lo largo de los años. Sin embargo, Catí no sólo destaca por esta ermita, sino también por su patrimonio medieval, lo que lo convierte en un destino fabuloso para hacer una escapada en familia en otoño. Su conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, esconde tesoros como la iglesia Parroquial de la Asunción de María. Además, su entorno natural es espectacular e invita a disfrutar de actividades como el senderismo.
Catí, el pueblo que alberga la Capilla Sixtina española
Situado en la comarca del Alto Maestrazgo, el encantador pueblo de Catí, en la provincia de Castellón, se presenta como un refugio que fusiona un rico patrimonio histórico con un entorno natural fascinante. Con una población de menos de 700 habitantes,se caracteriza por su ambiente tranquilo y acogedor, lo que lo convierte en un destino ideal para quienes buscan escapar de la rutina y del bullicio urbano.
@akkicris 📍 Ermita de la Mare de Déu de l’Avellá, Castellón #altmaestrat #castellon #comunitatvalenciana #viajesporespaña #curiosidades ♬ Pink Soldiers – 23
Historia
La historia de Catí se remonta a tiempos antiguos, con evidencias de la presencia humana en la región que datan de la prehistoria. Sin embargo, el pueblo tal como lo conocemos hoy se fundó en la época medieval, cuando comenzaron a establecerse los primeros asentamientos gracias a su ubicación estratégica cerca de rutas comerciales.
En el siglo XIII, Catí formaba parte del Reino de Aragón y, tras la conquista, se benefició de un proceso de repoblación. El rey Jaime I le otorgó el privilegio de villa, lo que conllevaba una serie de derechos y libertades para sus habitantes. La influencia de la cultura musulmana es palpable en su arquitectura, ya que algunos elementos árabes permanecieron a pesar de la Reconquista.
A lo largo de los siglos XVI y XVII, Catí continuó su crecimiento gracias a la agricultura y el comercio, aunque también enfrentó crisis, como la guerra de Sucesión Española. Sin embargo, el pueblo ha logrado preservar su esencia y tradiciones a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un lugar que atrae a quienes desean explorar la riqueza cultural de la provincia.
Lugares de interés
Uno de los tesoros más destacados de Catí es la ermita de la Virgen de Avellà, situada a aproximadamente cinco kilómetros del centro del pueblo y a una altitud de 960 metros. Esta ermita es famosa por sus impresionantes frescos del siglo XVIII, obra del pintor Pasqual Mespletera, lo que le ha valido el sobrenombre de la Capilla Sixtina española. Estos frescos, que decoran las paredes interiores, son de un valor artístico incalculable y han sido cuidadosamente restaurados para mantener su belleza y originalidad.
La iglesia Parroquial de la Asunción de María es otro de los lugares imprescindibles en Catí. Este edificio, de estilo gótico, destaca por su Capilla de la Comunión, que alberga frescos decorativos que fascinan a los amantes del arte y la historia. El interior de la iglesia refleja la devoción de la comunidad local y su compromiso con la preservación de su patrimonio cultural.
Catí es un lugar donde cada esquina cuenta una historia a través de su arquitectura. Pasear por sus calles es una experiencia que transporta a los visitantes a la época medieval. Edificios como la Casa Miralles y la Casa de los Alós y Font de Mora son ejemplos destacados de la riqueza arquitectónica del pueblo. Estas casas son atractivas por su belleza y, además, ofrecen una ventana muy interesante al estilo de vida de sus antiguos moradores.
Los alrededores de Catí son un paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Existen diversas rutas que permiten explorar paisajes espectaculares. Las rutas que llevan a los ríos Molinell y Montlleó son estupendas para familias, las cuales ofrecen la oportunidad de disfrutar de la flora y fauna locales, así como de los majestuosos paisajes montañosos de la comarca, en itinerarios sencillos.
Finalmente, la gastronomía de Catí es otro atractivo que no se puede pasar por alto en esta localidad. La región es bien conocida por sus quesos, que han sido premiados a nivel internacional por su calidad y sabor. Los productos lácteos se elaboran siguiendo métodos tradicionales que han pasado de generación en generación. Degustar un queso local en uno de los restaurantes del pueblo es una experiencia que sin duda enriquece la visita.