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Está en París y tienes que ir sin falta: el pueblo francés en el que te sentirás como en Venecia

Pueblo francés
Crécy-la-Chapelle.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
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Crécy-la-Chapelle, conocida como «la Venecia de la Isla de Francia», debe su apodo a que el agua es un elemento emblemático del lugar: está bordeada por el río Grand Morin. Originalmente, Crécy-en-Brie y La Chapelle-sous-Crécy eran dos comunas distintas. En la Edad Media, Crécy era una ciudad fortificada con murallas. Éste pequeño territorio de 19 hectáreas siempre estuvo en contacto con el dominio real y con la Champagne. Su ubicación estratégica en las orillas del Grand Morin le confirió un importante estatus comercial. Por otro lado, La Chapelle tenía un territorio de 1550 hectáreas y fue sede de varias señorías, especialmente la familia de Moustier a partir de 1777.

La fusión entre Crécy-en-Brie y La Chapelle-sous-Crécy tuvo lugar el 1 de octubre de 1972. Actualmente, Crécy-la-Chapelle alberga un notable patrimonio histórico. Destaca en La Chapelle la colegiata Notre-Dame de l’Assomption, una joya gótica de la Brie construida entre 1202 y aproximadamente 1250, con una bóveda de coro sostenida por 12 nervaduras. Por otro lado, la iglesia de Saint-Georges fue reconstruida a partir de 1779 en el dominio del castillo por iniciativa del duque de Penthièvre, conservando la antigua torre del siglo XIII. Annabel Simms, autora de «An Hour from Paris», describe el pueblo como una pequeña villa medieval protegida por canales, torres y puentes levadizos, donde la vida transcurre a un ritmo tranquilo y sosegado.

Crécy-la-Chapelle

Crécy-la-Chapelle es considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Su centro histórico cuenta con calles empedradas, casas con entramado de madera, iglesias del siglo XII y murallas medievales. El río Morin atraviesa el pueblo, lo que le otorga el apodo de «Venecia de Francia». Además de su encantador centro histórico, los alrededores naturales de Crécy-la-Chapelle están rodeados de paisajes verdes.

Por su belleza natural, la magia de sus canales y su impresionante casco histórico medieval, Crécy-la-Chapelle es un lugar que debes considerar si planeas visitar París este verano. Es el destino ideal para organizar una escapada y alejarte por unos días del ajetreo y el bullicio de la capital francesa.

Historia

El pueblo se formó en 1972 tras la fusión de Crécy-en-Brie y La Chapelle-sur-Crécy, y su historia se remonta a tiempos prehistóricos. Saqueada por los normandos en el siglo IX, Crécy se desarrolló con la construcción de una fortaleza a principios del año 1000. Situada a orillas del río Grand Morin, la ciudad se beneficia de su ubicación geográfica para el comercio y la artesanía, actividades que han prosperado desde la Edad Media. La producción textil experimentó un notable auge en ese periodo.

En manos de prominentes figuras como Catalina de Médicis y Gabrielle d’Estrées, Crécy y sus paisajes bucólicos inspiraron a numerosos pintores del siglo XIX. Hoy en día, sigue siendo conocida por su rico patrimonio histórico y su entorno natural. Con aproximadamente 4.400 habitantes, ofrece una combinación única de cultura, deportes y actividades al aire libre, haciendo de ella una escapada ideal a poca distancia de París.

Lugares de interés

Crécy-la-Chapelle alberga notables joyas de su patrimonio histórico y cultural. La colegiata Notre-Dame-de-l’Assomption, designada Monumento Histórico desde 1846, destaca por su impresionante arquitectura gótica y su bóveda absidal, que ilumina la nave con una luz excepcional.

Junto a ésta, la iglesia de Saint-Georges, reconstruida en 1779, conserva una imponente torre del siglo XIII y fragmentos de antiguas murallas defensivas medievales. Además, el antiguo castillo señorial, ahora reconvertido en un elegante edificio de estilo «Gustaviano», acoge seminarios y conserva su encanto histórico.

Los paisajes naturales de Crécy-la-Chapelle invitan a descubrir sus encantos al aire libre. Los paseos por el río Grand Morin ofrecen vistas idílicas de lavaderos y antiguos molinos históricos que bordean sus orillas. El Valle de los Pintores, con sus rutas señalizadas, sirvió de inspiración a reconocidos artistas como Corot.

Los pueblos más bonitos de Francia

En la región de Midi Pyrénées, Saint Cirq Lapopie deslumbra con su belleza medieval. Sus casas de piedra y madera se aferran a un escarpado montículo, ofreciendo vistas impresionantes del valle del Lot. Además del encantador entorno, el castillo de la Gardette y la antigua iglesia-fortaleza son visitas imperdibles que revelan la historia y el paisaje único de este pueblo.

Gordes, un tesoro oculto en La Provenza, cautiva desde el primer vistazo con sus calles sinuosas y casas de piedra clara, construidas sobre un promontorio rocoso. En lo alto se erige el antiguo castillo medieval, adornado con singulares chimeneas renacentistas, y la encantadora iglesia de San Fermín. Desde sus alturas, Gordes ofrece vistas panorámicas del Parque Nacional del Luberón.

Cordes Sur Ciel, ubicado al sur de Francia cerca de Toulouse, es sin duda uno de los pueblos más bellos del país. Elevándose sobre un promontorio en el departamento de Tarn, este pueblo medieval parece flotar sobre las nubes cuando la niebla lo rodea. Su trazado medieval, comenzando por la emblemática calle de L’Horloge, invita a conocer la iglesia de Saint Michael y las casas tradicionales de entramado de madera.

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