En 1965 era una de las iglesias más feas de todo Madrid: hoy sabemos que el arquitecto tenía razón
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En los años 60, el crecimiento urbano de la capital generó la necesidad de nuevas parroquias y centros religiosos en barrios en expansión. Algunos de estos edificios, que para muchos en ese entonces eran las iglesias más feas de todo Madrid, llamaban la atención por su diseño atípico, contrastando con lo tradicional y generando debate sobre su apariencia.
Además, la planificación de templos en zonas residenciales implicaba decisiones complejas sobre accesos, visibilidad y relación con el entorno urbano. La percepción de ciertos proyectos como poco atractivos se mezclaba con aspectos prácticos, como la adaptación a la topografía y la inclusión de distintos servicios parroquiales.
¿Cuál era considerada una de las iglesias más feas de todo Madrid y quién fue su arquitecto?
La iglesia a la que nos referimos, Santa Ana en Moratalaz, fue proyectada por Miguel Fisac en 1965. Ubicada en un solar con desniveles de hasta seis metros, su construcción generó reacciones mixtas desde el primer momento.
Catalogada como una de las iglesias más feas de todo Madrid, su diseño rompía con las normas estéticas de la época y presentaba soluciones arquitectónicas innovadoras.
El proyecto no se limitaba al templo, sino que integraba un complejo parroquial completo con servicios administrativos, pastorales, catequesis, salón de actos, bar, vivienda para sacerdotes y el sacristán, así como espacios abiertos ajardinados que posteriormente fueron cerrados.
La iglesia se sitúa en la cota más alta del solar, permitiendo su visibilidad en el barrio y diferenciando claramente la nave principal de las dependencias auxiliares. Si hubiese que encajarla en alguna de las influencias arquitectónicas, se aprecian claramente vestigios del brutalismo.
Así es la iglesia de Santa Ana en Madrid
La nave de Santa Ana está rodeada por un corro de fieles, una decisión derivada del Concilio Vaticano II que buscaba favorecer la participación de la congregación y la interacción directa con el sacerdote.
Algunas características para destacar del edificio son las siguientes:
- Cubierta de vigas huecas pretensadas, de hasta 20 metros de luz, que evita pilares intermedios y proporciona un espacio diáfano.
- Muros de hormigón armado que sirven como soporte estructural y telón de fondo para esculturas.
- Triple concavidad en el ábside, destinada a altar, consagración y comunión.
- Nichos curvos detrás del altar, que cumplen funciones litúrgicas y mejoran la acústica dispersando el sonido.
Este planteamiento funcional, centrado en la liturgia y la acústica, contrastaba con las iglesias tradicionales, generando rechazo inicial y alimentando la fama de Santa Ana como una de las iglesias más feas de todo Madrid.
Distribución y usos de lo que alguna vez fue considerada una de las «iglesias más feas de todo Madrid»
Más allá del templo, Fisac organizó el complejo en torno a patios y galerías, integrando espacios de carácter social y religioso, detallados aquí:
- Atrio cubierto y abierto con kiosco de libros y zona de información.
- Baptisterio y confesonarios, conectados de manera independiente con la nave principal.
- Salón parroquial y bar con acceso separado desde el exterior.
- Aulas para catequesis y despachos de asistencia social y Cáritas.
- Vivienda para sacerdotes y sacristán, aprovechando la topografía del terreno.
Esta integración de servicios demuestra una concepción moderna de la parroquia, que combina la función religiosa con la actividad social y comunitaria, marcando un precedente en la planificación de templos madrileños.
La explicación de Fisac sobre su estilo
Miguel Fisac explicaba su método: «No pienso una solución estética y luego me sale así, sino que veo lo que tengo que hacer, dónde y cómo hacerlo, y luego me sale así». La aparente austeridad de la iglesia de Santa Ana obedecía a decisiones funcionales, no a una intención de fealdad.
Con el tiempo, algunos elementos originales fueron alterados: vidrieras abstractas reemplazadas por representaciones más convencionales, rejas en ventanas y carteles que modifican la sobriedad inicial.
Aun así, la estructura de hormigón, la geometría de la nave y la distribución radial del altar conservan la esencia del proyecto.