Las balas en la recámara de la filmografía de Clint Eastwood
El actor y director de cine cumple 91 años todavía estando activo en la industria.
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Cualquier cinéfilo que se precie conoce la mayoría de películas que he interpretado y dirigido la leyenda e icono vivo del séptimo arte. Mystic River, Sin perdón, MIllion Dollar baby, Gran Torino… Clint Eastwood ha narrado historias que durarán para siempre en el imaginario colectivo y sin embargo, como buen forajido del mundo de la ficción tiene varios ases en forma de películas, no tan reconocidas a nivel de galardones pero que demuestran que la del director es una de las carreras más regulares del celuloide.
“El jinete pálido” (1985)
Clint Eastwood volvía al western, pero esta vez además de en la silla de montar, también se sentaba en la de director. La figura del llanero solitario que parece llegar de la nada, solucionar un problema o misión y desaparecer de la nada. La figura de este personaje es la de aparentemente un sacerdote con un oscuro pasado que debe volver a utilizar sus habilidades con las armas para salvar a una población minera. Algunos catalogan el film como un remake de Raíces profundas, pero Eastwood juega mejor con la vida pasada y misticismo de su personaje.
“Cazador blanco, corazón negro” (1990)
El metacine o cómo Eastwood interpretó a uno de sus ídolos, John Huston. En su actuación hay cosas de ambos, pero esta historia de la novela de Peter Viertel que contaba las vivencias del rodaje de La reina de África y la obsesión que supuestamente tuvo el director para cazar un elefante en una clara analogía hacia Moby Dick.
“Un mundo perfecto” (1993)
Clint Eastwood y Kevin Costner unidos en una película después de Bailando con lobos (1990) y Sin perdón (1992) tenía que haber sido un auténtico éxito en taquilla y paso duras penas por la cartelera, la crítica no la crucificó pero tampoco la encumbró como con otros proyectos. El desarrollo de esta historia road movie en el que vemos la evolución de amistad de un criminal fugado y un niño que marcaría el inicio de una seña de identidad en el cine de Eastwood: Los sentimientos y golpes de realidad en los tramos finales de sus películas.
“Medianoche en el jardín del bien y del mal” (1997)
En realidad, el director no tenía mucho interés en dirigir esta historia sobre un asesinato en Savanah, al sur de Estado Unidos pero las diferentes historias que recibió de la gente de allí cuando preguntaba por el caso. Compararla con sus grandes obras no le hace justicia, pero esta atípica historia merece la pena, solo por sus personajes y ver cómo Eastwood en ciertos momentos se deja llevar totalmente por la comedia.
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