Las apps de mensajería que usan los políticos cuando quieren que nadie les escuche (o eso creen)


Cuando un político habla de privacidad no lo hace por capricho. En muchos casos, se trata de proteger conversaciones estratégicas, prevenir filtraciones o de ocultar actividades de dudosa legalidad. Por eso, no sorprende que cada vez más cargos públicos de cualquier signo recurran a apps de mensajería cifrada como Signal, Telegram o incluso alternativas menos conocidas como Threema o Session.
Por qué no basta con WhatsApp
En la actualidad, el teléfono móvil es la herramienta de trabajo por excelencia. Desde él se comparten documentos, se organizan agendas, se envían notas de voz y se toman decisiones en tiempo real. Y aunque una app como WhatsApp es la reina, es patente que muchas veces no es suficiente.
WhatsApp incorpora desde 2016 cifrado de extremo a extremo, lo que significa que nadie, ni siquiera Meta, puede leer el contenido de los mensajes mientras viajan entre emisor y receptor. Sin embargo, sí almacena ciertos metadatos, como quién habla con quién, a qué hora o desde qué dispositivo. Para alguien que necesita discreción absoluta, esos detalles pueden ser muy reveladores.
Además, si las copias de seguridad están activadas, algo habitual por defecto, esas conversaciones pueden almacenarse sin cifrar en servicios en la nube como Google Drive o iCloud. Esto abre la puerta a posibles accesos por parte de terceros o requerimientos judiciales.
Signal es la favorita si se busca discreción
Signal es una app que ganó popularidad hace ya unos años precisamente por reducir al mínimo su huella digital. No recopila metadatos, no vincula mensajes a contactos si no se configura expresamente y permite autodestruir mensajes después de ser leídos.
No es raro que haya sido recomendada y usada por miembros de gobiernos, periodistas de investigación o activistas en todo el mundo. Incluso Edward Snowden y el propio Elon Musk han manifestado públicamente su preferencia por ella.
Signal es de código abierto, no muestra anuncios ni pertenece a ninguna gran empresa tecnológica. Se financia por donaciones, lo que refuerza su imagen como una app creada por y para proteger la privacidad de los usuarios.
Función | Signal | Telegram | |
---|---|---|---|
Cifrado de extremo a extremo | Sí (por defecto) | Sí (por defecto) | Solo en chats secretos. En chats normales y grupos, el cifrado es en tránsito y en reposo, pero no de extremo a extremo |
Almacenamiento en la nube | No | Sí (Google Drive/iCloud) | Sí (nube propia de Telegram) |
Recopilación de metadatos | Mínima | Moderada | Alta |
Código abierto | Sí | Parcial | Cliente sí, servidor no |
Mensajes que se autodestruyen | Sí | Sí (en chats temporales) | Sí (en chats secretos y temporales) |
Propiedad | Fundación sin ánimo de lucro | Meta (Facebook) | Telegram FZ-LLC (Dubái) |
Telegram y su modelo
Otra alternativa a apps de mensajería muy frecuente en entornos políticos es Telegram, aunque conviene matizar cómo gestiona la privacidad. Solo los chats secretos están protegidos con cifrado de extremo a extremo. En cambio, los chats normales y los grupos están cifrados en tránsito, es decir, mientras viajan por la red, y en reposo, que es cuando se almacenan en los servidores de Telegram, pero no de extremo a extremo. Esto significa que los servidores de Telegram podrían acceder a su contenido, ya que están diseñados para facilitar la sincronización entre dispositivos. A cambio, Telegram ofrece algo interesante para la privacidad como los mensajes que se autodestruyen.
Otras opciones menos conocidas
Hay también quien opta por Threema, una app suiza de pago que no necesita ni siquiera un número de teléfono para funcionar, o por Session, basada en una red descentralizada que permite comunicarse sin revelar la IP del usuario. Estas alternativas no son tan populares, pero en círculos muy restringidos pueden marcar la diferencia.
¿Cuánta privacidad necesitas?
La diferencia entre un ciudadano y un alto cargo público es que, en muchos casos, lo que uno dice puede tener consecuencias institucionales o judiciales. Pero eso no significa que el resto no deba preocuparse por su privacidad. Saber las apps de mensajería que estás usando, qué permisos les concedes y dónde se guardan tus mensajes es una cuestión básica de seguridad digital. Si los políticos buscan canales seguros, ¿no deberíamos todos al menos preguntarnos qué tan protegidas están nuestras conversaciones?
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