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Cae una ‘secta destructiva’ en Zaragoza: su líder agredía a los fieles y prometía salvar la humanidad

Vivían en un terreno aislado, agredidos y vejados, a la espera de un lugar en "el nuevo mundo" tras el fin de la humanidad

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Paula M. Gonzálvez

La Guardia Civil ha detenido en Zaragoza al líder de una secta destructiva que agredía a sus fieles para manipularlos psicológicamente, y los mantenía sumisos con la promesa de ser el «salvador de la humanidad». El concepto destructivo asociado a las sectas se utiliza para referirse a los grupos auténticamente peligrosos, como el desarticulado por la Benemérita en el marco de la operación Mileniocat.

La investigación arrancó a raíz de varias denuncias de vecinos de Barcelona que decían haber formado parte de la secta EVOL, constituida en 2018. Todos ellos señalaron que el líder empleaba técnicas de alteración y manipulación psicológica sobre ellos y que los agredía físicamente. Así conseguía ejercer el control sobre su comportamiento y manejaba su personalidad para que dependieran totalmente de él, hasta beneficiarse económicamente de su dinero.

El arrestado organizó varios retiros espirituales y talleres acordes a la legalidad, y aprovechaba esos encuentros para captar a sus víctimas. En ellos abordaban temas como el autoconocimiento y tratamiento personal. Con la ayuda de sus colaboradores comenzaba la labor de manipulación, que arrancaba con un discurso atractivo. El siguiente paso era lograr que rompieran todas sus relaciones personales, para que dependieran únicamente de él y no tuvieran a quien recurrir, y así someterlos también con el aislamiento.

Tras eso, las invitaba a vivir con ellos y el resto de miembros de la comunidad en la localidad zaragozana de Escatrón, bajo las directrices y enseñanzas que marcaba el líder. El lugar en el que residían se encontraba en un terreno de gran extensión, con diferentes construcciones. Se ubicaba en un lugar aislado y de difícil acceso.

Sobrevivir al fin de la humanidad

Se trataba de un emplazamiento perfecto para que los fieles no mantuvieran contacto con el mundo exterior, convencidos de que éste estaba «corrupto y enfermo». Además, de intentar algún tipo de contacto fuera del emplazamiento, se les castigaba con agresiones físicas y verbales. De hecho, el líder empleaba métodos violentos y vejaciones en presencia de todos los integrantes para establecer sus enseñanzas, alterarles la personalidad y controlarlos.

Se vendía a sí mismo como «el salvador de la humanidad», y decía que ésta desaparecería en 2027. Con su discurso catastrofista lograba convencer a los adeptos de que él era la única persona con los conocimientos suficientes para mantenerlos a salvo de la hecatombe. Cuando sobrevivieran a ella, establecería «el nuevo mundo».

Asimismo, se aprovechaban económicamente de las víctimas, a las que exigían aportaciones que utilizaría, supuestamente, para mejorar las instalaciones en las que convivían. Con esos recursos también financiaba nuevos talleres en los que seguir captando gente para aumentar la comunidad.

La mayoría de los fieles de EVOL eran mujeres, dado que era el perfil que buscaban para constituir la secta. Para ello, destacaba en sus discursos el papel «fundamental» de la mujer para que los supervivientes al fin de la humanidad consiguieran establecerse en «el nuevo mundo».

La Guardia Civil detuvo a cuatro personas en Escatrón durante la fase de explotación, en la que también se intervino documentación que empleaba el líder y sus colaboradores para captar a los integrantes. Se les ha arrestado como presuntos autores de los delitos de asociación ilícita y estafa, mientras que al líder también se le imputan los delitos de amenazas, coacciones y lesiones.

La investigación ha estado desarrollada por la Sección de Información de la Zona de Cataluña con la colaboración del Grupo de Información de la Comandancia de Zaragoza y de la Unidad Central Especial 3 de la Jefatura de Información, bajo la dirección del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Caspe. También han contado con el apoyo y colaboración de diferentes Unidades de la Comandancia de Zaragoza.

Las autoridades no descartan que el número de víctimas aumente a medida que avance la investigación, dado que las personas manipuladas mentalmente para ser integrantes de una secta suelen sentir vergüenza o miedo a reconocerlo, motivo por el que no es habitual que denuncien los hechos.

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