Así sigue el caso de Pablo Ibar: la situación del español condenado a cadena perpetua en EEUU
Pablo Ibar, el español que se encuentra en una prisión de Estados Unidos, ha pedido la revocación de la cadena perpetua, una pena que le fue impuesta en 2019, y la celebración de un nuevo juicio. Pablo Ibar fue condenado por un triple crimen del que se declara inocente y por el que llegó a enfrentar la petición de la pena a muerte.
La defensa de Ibar, Joe Nascimento, ha asegurado que sigue sin haber «pruebas sólidas» para mantener su condena y ha pedido una repetición del juicio porque, en su opinión, se quebró la cadena de custodia en la prueba de ADN que supuestamente involucra a Ibar y el principal testigo de la acusación fue «influenciado» por la Policía.
En la vista, que tuvo lugar este martes por videoconferencia ante el Tribunal de West Palm Beach de Florida, el letrado de Pablo Ibar puso en cuestión el valor de las pruebas y solicitó a los tres magistrados que conforman la Sala la anulación de la sentencia y la celebración de un nuevo juicio «con todas las garantías legales». Por su parte, la Fiscalía ha solicitado la confirmación de la sentencia. El Tribunal está presidido por la magistrada Melanie G. May, y compuesto también pos los jueces Cory J. Ciklin y Jeffrey T. Kuntz.
En la vista, Joe Nascimiento sustentó su solicitud de anulación de la sentencia en doce motivos, entre los que ha destacado «las irregularidades» que se cometieron durante el proceso, que terminó con la condena de Ibar hace tres años, así como las decisiones de «absoluta parcialidad» en las que incurrió el juez Dennis Bailey, que dirigió el procedimiento.
El caso Pablo Ibar
Los hechos que se le imputan sucedieron en la localidad de Miramar, próxima a Miami en junio de 1994, cuando dos individuos armados irrumpieron en un chalet propiedad de Casimir Sucharski, dueño de un local nocturno, y acabaron con las vidas del dueño de la casa y de las jóvenes Sharon Anderson y Marie Rogers que se encontraban en el lugar.
La secuencia de los hechos fue grabada por una cámara de vídeo situada en el salón de la casa, que, en un momento determinado, captó el rostro de un joven con rasgos latinos que la Policía identificó con Pablo Ibar.
Por estos hechos, fue sentenciado a la pena de muerte en un segundo juicio -el primero fue nulo al no llegar el jurado a un acuerdo-, si bien, tras pasar 16 años en el corredor de la muerte, la condena fue revocada por el Tribunal Supremo de Florida, que estimó que no existían «pruebas físicas» que conectasen a Ibar con el asesinato.
Tras esta decisión, el preso fue juzgado nuevamente entre 2018 y 2019 y condenado a cadena perpetua. Para este segundo juicio, la Fiscalía incorporó de manera inesperada una prueba de ADN.
Nascimento cuestionó precisamente en su informe la presentación de esta prueba, «que se conoció de manera sorprendente», solo unos meses antes de la celebración de la vista oral. El letrado recordó, en este sentido, que hasta ese momento todos los análisis que se habían efectuado habían dado negativo, de manera que «no había vestigio biológico alguno» que indicara que Pablo Ibar hubiese estado en el escenario de los hechos.
Las muestras genéticas fueron halladas en una camiseta que se encontró en la vivienda donde se perpetraron los crímenes y fueron de «valores tan insignificantes» que, según la defensa, «solo podían ser producto de una contaminación accidental durante la custodia de pruebas».
El abogado indicó, al respecto, que la cadena de custodia fue «muy defectuosa», que el laboratorio de análisis había recibido la camiseta en una bolsa con el precinto parcialmente abierto. Asimismo, recordó que está documentado en un vídeo sobre Ibar realizado en 2000 que las pruebas se guardaban en cajas de cartón «sin envolver individualmente» y destacó que «el fiscal manipulaba las pruebas» sin guantes, en dicho documental, y que otros funcionarios «manipularon algunas pruebas delante del propio jurado sin guantes en el último juicio».
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