La verdad sobre la grafología

Grafología empresarial: la gran desconocida en los procesos de selección

grafología
  • Sandra Cerro – Grafóloga y perito calígrafo

Casi siempre en la sombra y sujeto a un fuerte código ético de confidencialidad para con las empresas, el trabajo del grafólogo es una de las armas secretas de los procesos de selección de personal. En Francia, la cuna de la grafología científica, el 90% de las empresas obligan a los candidatos a pasar por una prueba grafológica, y España, como alumna aventajada, le sigue de cerca. Pequeñas y medianas empresas, multinacionales, consultoras de recursos humanos y cazatalentos, e incluso muy altas instituciones del Estado (tan altas que a algunos sorprendería) tienen a grafólogos trabajando en arduos y exigentes procesos de selección para todo tipo de puestos pero, muy especialmente, para niveles de alta dirección.

Debido a este auge, también las universidades y centros de formación empresarial están apostando cada vez más por la formación en grafología de empresa.

Cabe preguntarse entonces, ¿qué se esconde tras esta prueba de selección tan desconocida?, ¿cuáles son sus ventajas frente a otros tests psicológicos

Realmente la grafología no compite con otras pruebas psicológicas, sino que las complementa. El informe grafológico nunca se aplica como prueba única, con lo que cabe desterrar el falso mito de que puedes perder un puesto de trabajo solamente por tu escritura. Siempre sirve como complemento al menos a los tests de personalidad y a la entrevista personal, y su éxito se fundamenta principalmente en una certeza y en tres grandes ventajas:

La certeza es su base neurocientífica. Es un error pensar que escribimos con la mano ¡Escribimos con el cerebro! Es por ello que nuestra personalidad y nuestras pulsiones temperamentales quedan reflejadas en el papel cuando escribimos. En la pregunta “¿por qué ninguna escritura es idéntica a otra?” está la clave de la certeza grafológica: nuestra escritura proyecta nuestra forma de ser única, irrepetible, perfectamente identificable y distinguible de la de otras personas. En este último argumento se encuentra también la explicación de la pericia caligráfica, que se encarga de la determinación de autoría de manuscritos en los tribunales y fuera de ellos.

En cuanto a las ventajas, en primer lugar, es una prueba totalmente objetiva, ya que el grafólogo no tiene ningún contacto directo con el candidato y, por lo tanto, no puede verse empañado por ningún sesgo subjetivo. Podría describirse como una “audición a ciegas”, imparcial, sin halos, sin ningún tipo de sesgo, siempre que sea realizada por un buen profesional.

En segundo lugar, es una prueba que no se puede falsear de forma consciente. Es por esto que muchas empresas la aplican para solventar el sesgo de deseabilidad social que la mayor parte de las veces condiciona los tests psicológicos tradicionales. En estos tests, el candidato puede no mostrarse totalmente sincero y contestar no conforme a como realmente es, sino a como quiere que le vean. En grafología esta simulación es imposible ya que la escritura no se puede modificar ni enmascarar de forma consciente.

Y, en tercer y último lugar, es una prueba muy ágil para procesar grandes filtros de candidaturas y desechar de entrada a candidatos con signos de deshonestidad, agresividad, inestabilidad emocional y otros tantos rasgos negativos de personalidad.

Estas, entre otras muchas, son las ventajas de esta prueba que es una realidad patente, pese a que a muchos les sorprenda, en las empresas de hoy. Muchos cuestionan esta disciplina simplemente porque la desconocen. Sólo hace falta indagar un poco en grandes y muy conocidas empresas españolas para sacar a la luz la confianza y fidelidad que muchas de ellas otorgan a los profesionales grafólogos, que realizan su trabajo discretamente a la sombra, en los procesos de selección.

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