La dura historia que pocos supieron sobre la muerte de Carlos Jesús: «Tan triste»
Carlos Jesús fue uno de los videntes más famosos de los 90
Nació en Sevilla y pasó su vida en la zona de Dos Hermanas
Saltó a la fama con el sobrenombre de Raticulín
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Carlos Jesús, cuyo nombre real era Carlos Cabello Rey, falleció en enero de 2025 a los 80 años, pero su muerte pasó inadvertido durante meses. No hubo titulares, homenajes ni mensajes virales en redes sociales. Nadie pareció notarlo. Fue Jesús Chavero, un viejo amigo del excéntrico personaje, quien se encargó de dar la noticia en televisión, concretamente en el programa Y ahora Sonsoles. Su testimonio fue desolador: «No se ha enterado nadie porque no le interesaba, estaba tan triste por la historia que le hizo famoso, que perturbó su día a día».
Nacido en Sevilla y residente durante años en Dos Hermanas, Carlos Jesús había abandonado hace tiempo el foco público que lo encumbró en la España de principios de los 90. Sin embargo, su figura seguía siendo un recuerdo imborrable para quienes vivieron aquella época televisiva marcada por la extravagancia y el esperpento. Se convirtió en un fenómeno nacional en los años 1992 y 1993, cuando irrumpió en la televisión gracias al programa Al ataque, dirigido por Alfonso Arús. Allí fue entrevistado por un joven Javier Cárdenas, quien lo descubrió primero en la radio y luego lo llevó a la pequeña pantalla. El personaje caló por su mezcla de misticismo, ciencia ficción y religión, todo envuelto en una narrativa extravagante y fuera de lo común.
Afirmaba no solo tener capacidades curativas, sino haber muerto y resucitado en al menos dos ocasiones tras accidentes laborales. Según su versión, recibió descargas eléctricas mortales trabajando en fábricas como Seat y Pegaso y en ambos casos aseguró haber trascendido la vida terrenal para regresar con una misión.
El planeta Raticulín
Uno de los aspectos que más marcó la imagen pública de Carlos Jesús fue su relato sobre el planeta Raticulín. Decía haber nacido allí y convivido con seres de otras dimensiones. Según él, su propósito en la Tierra era preparar a diez millones de humanos para la evacuación global mediante flotas interestelares procedentes de Ganímedes, Orión y otras galaxias.
Su discurso se sostenía en dos alter egos que él mismo diferenciaba con claridad: Crístofer y Micael. Crístofer, con un tono más humano, era el encargado del mantenimiento de las naves, mientras que Micael, con voz robótica, hablaba como portavoz celestial. A ojos de muchos, todo parecía una broma, pero para él era una verdad innegable.
En Dos Hermanas, la localidad sevillana donde vivía, la noticia de su muerte tardó en llegar incluso a los propios vecinos. Muchos de ellos se enteraron gracias a la televisión, meses después del fallecimiento. Uno de ellos, Joaquín, lo recordaba con nostalgia: «Era un tipo peculiar, sí, pero no hacía daño a nadie. Salía con su túnica, siempre saludando». Otro vecino añadió: «Aquí nadie supo nada. Se fue como vivía en los últimos años: en completo aislamiento».
Así ha reaccionado la familia
La familia no ha emitido ningún comunicado. Todo indica que la decisión de mantener su fallecimiento en privado respondió al deseo de respetar la voluntad de Carlos, quien desde hacía tiempo renegaba del impacto que tuvo su fama en su vida cotidiana. Ya no deseaba que se hablara de él ni que se recordara aquella etapa televisiva. A pesar del impacto mediático que tuvo en su momento, Carlos Jesús fue objeto de burla constante. Su discurso, imposible de encajar en un contexto racional, fue aprovechado por los programas del momento para alimentar el show. Más allá del humor que generaba, la figura de Carlos encerraba una profunda soledad y una desconexión emocional con la realidad.
Incluso en los momentos de mayor éxito, parecía caminar sólo. La fama le transformó en una figura ridiculizada, y eso terminó pasándole factura. Con el tiempo, desapareció de los medios y su figura se desdibujó del imaginario colectivo. Ya no quedaban naves ni planetas. Sólo una vida cotidiana marcada por la distancia con el mundo exterior.
Se nos ha ido un grande… Carlos Jesús ha puesto rumbo a Raticulín…#DEP pic.twitter.com/eZsqNmczbw
— 𝙅𝙪𝙖𝙣𝙈𝙖 𝙂𝙤́𝙢𝙚𝙯 (@JuanMa_GomezS) April 4, 2025
El protagonista de nuestra noticia no daba lugar a la duda cuando hablaba de sus experiencias. Decía haber sido testigo de la aparición de Jesucristo en una churrería de la calle Provenza en Barcelona, justo en el corazón de la ciudad, muy cerca de monumentos como La Pedrera y la Sagrada Familia. Aseguraba que aquella visión le transmitió un mensaje claro: su hora aún no había llegado, pues debía cumplir la misión de guiar a la humanidad.
La polémica historia de Carlos Jesús
Carlos Jesús había asegurado que había muerto dos veces. Esta vez no hay vuelta atrás. Ni resurrección, ni visión divina, ni naves que lo recojan para llevarlo de regreso a su planeta. Su tercera muerte ha sido ignorada por casi todos.
En un país que lo convirtió en fenómeno, nadie parecía estar esperando la noticia de su muerte. Se fue sin hacer ruido, como si el olvido hubiera sido su última morada. Y en cierto modo, quizá era lo que él buscaba: desaparecer en silencio, lejos del ruido que una vez lo convirtió en una caricatura pública. Aunque Carlos Jesús ya no está, su figura continúa flotando en la memoria de quienes vivieron aquella época. Algunos todavía repiten sus frases, recuerdan sus apariciones en televisión, o incluso buscan sus entrevistas en plataformas digitales. Tal vez esa sea su forma de continuar existiendo: no desde Raticulín, sino desde la nostalgia.
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