¿Por qué la gente piensa que tiene razón, incluso cuando está equivocada?

La mayoría de los conflictos interpersonales no están basados en ideologías profundas, sino en simples malentendidos

Por qué tienes razón hasta equivocado
Un hombre marca la casilla ganadora.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Un nuevo estudio revela que las personas tienden a asumir que cuentan con toda la información necesaria para tomar decisiones o defender sus puntos de vista, incluso cuando carecen de datos cruciales. Esto las lleva a creer que tienen razón, aun cuando podrían estar equivocadas. Los investigadores denominaron este fenómeno como la «ilusión de adecuación de la información». La investigación, publicada en la revista PLOS ONE, fue liderada por Angus Fletcher, profesor de inglés en la Universidad Estatal de Ohio y miembro del Proyecto Narrativa de dicha institución.

«Descubrimos que las personas rara vez se cuestionan si tienen toda la información necesaria para tomar decisiones más informadas. Si les das algunos datos que parecen coherentes, la mayoría simplemente los acepta como correctos», explica Fletcher.

El análisis involucró a 1.261 estadounidenses que participaron en línea. Se les dividió en tres grupos que leyeron artículos sobre una escuela ficticia con problemas de abastecimiento de agua. Un grupo leyó únicamente razones a favor de fusionar la escuela con otra que sí tenía agua suficiente, el segundo grupo leyó solo argumentos en contra de la fusión, y el grupo de control leyó ambos lados del debate.

Los resultados mostraron que quienes solo leyeron una parte de la información (a favor o en contra) creían que tenían suficiente conocimiento para tomar una decisión bien fundamentada y, en su mayoría, aceptaron las recomendaciones del artículo que les tocó leer. «De hecho, quienes solo tenían la mitad de la información estaban más seguros de su decisión que aquellos que leyeron la historia completa», señaló Fletcher. Curiosamente, también pensaban que la mayoría de las personas tomarían la misma decisión que ellos.

No obstante, el trabajo ofrece un punto positivo. Algunos participantes que inicialmente sólo habían leído una versión de los hechos cambiaron de opinión al ser expuestos a los argumentos opuestos, una vez que tuvieron acceso a toda la información disponible. Sin embargo, Fletcher advierte que esto no siempre ocurre, sobre todo cuando se trata de temas profundamente ideológicos, donde las personas tienden a desconfiar de la nueva información o reinterpretarla para que se ajuste a sus creencias.

«Pero la mayoría de los conflictos interpersonales no están basados en ideologías profundas, sino en simples malentendidos que surgen en la vida cotidiana», añade Fletcher. Este fenómeno complementa la investigación sobre el «realismo ingenuo», la creencia de que nuestra interpretación personal de una situación es la verdad objetiva. Mientras el realismo ingenuo se centra en las diferencias de interpretación, la ilusión de adecuación de la información revela que las personas pueden alcanzar una comprensión común si ambos lados tienen acceso a toda la información relevante.

Fletcher, quien estudia el impacto de las historias en las decisiones humanas, concluye que es esencial asegurarse de tener todos los hechos antes de formarse una opinión o tomar una decisión. «Como demuestra este estudio, las personas tienden a creer que ya conocen toda la información relevante, aun cuando no es así», advierte.

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