Cómo nos esconden el azúcar en los alimentos
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El azúcar es uno de los alimentos que permanece oculto en la mayoría de productos que encontrarás en el supermercado. Posiblemente no sepas que la encontrarás en ensaladillas, embutidos, salsas, pizzas precocinadas y otros múltiples artículos que considerabas ‘salados’. Muchas veces aparecen entre los ingredientes de estos productos, pero quedan relegados a un segundo plano. A continuación te mostramos cómo nos esconden el azúcar en los alimentos la industria alimentaria.
En primer lugar, suelen utilizar términos del tipo fructosa, endulzantes naturales, etc. Aunque suene muy bien lo de natural, por lo general hacen referencia a extractos concentrados, sometidos a unos cuantos procesos industriales. El azúcar de frutas consiste en una combinación de glucosa y fructosa que es casi como el azúcar común.
En los alimentos los ingredientes deberían aparecer en orden según la cantidad en que estén presentes. Sin embargo, resulta bastante común que los fabricantes empleen más de un azúcar en la fórmula. Entre otras cosas recurren a polvo de suero de leche, dextrosa, sirope de glucosa-fructosa o azúcar invertido, entre otras cosas. Esto les permite que el azúcar ocupe los últimos lugares en la lista de ingredientes.
Los fabricantes hacen todo lo posible por ocultar el término azúcar. Para ello recurren a palabras como dextrosa, maltodextrina u oligofructosa, que no son más que azúcar.
También te cansarás de leer en los envases de los productos mensajes del estilo ‘bajo en azúcar’ o ‘bajo en grasa’. Ambos se encargan de proporcionar sabor a los alimentos, por lo que si se reduce el contenido de uno de ellos, habrá que incrementarlo del otro para que no se pierda el atractivo. Cuando se refieren a productos bajos en azúcar implica que tiene un 30% menos dulce que un artículo del mismo rango. Por lo tanto, no implica que esté libre de azúcares.
Suele resultar bastante común que en las etiquetas de los alimentos se informe del contenido de azúcar por cada ración a propósito de la cantidad recomendada a diario. Suelen establecer una cantidad bastante reducida, como ocurre por ejemplo en el caso de los cereales del desayuno. Suelen informar sobre los nutrientes por cada 30 gramos, cuando en realidad la mayoría de las personas rebasa esa cantidad.
En lo que se refiere a recomendaciones de consumo de azúcar, las propuestas de la Unión Europea no contrastan con las de la Organización Mundial de la Salud. El primero considera de aceptable la ingesta de 90 gramos de azúcares añadidos por día, mientras que la OMS sitúa el límite en los 25 gramos. Es posible que la cantidad aportada por la UE resulte excesivamente elevada.