Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia)

La industria farmacéutica europea pide incentivar nuevos antibióticos ante las nuevas resistencias

estreptococo A
Cinco menores ingresados en Andalucía por estreptococo A. Imagen de archivo.

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Una investigación realizada por la consultora Charles Rives Associates, publicada este miércoles por la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), ha propuesto un camino para encontrar una solución permanente para incentivar la investigación y el desarrollo de nuevos antibióticos en la Unión Europea (UE).

La resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo del planeta. Puede comprometer muchos avances médicos que dependen de los antibióticos, como la cirugía, la quimioterapia o el tratamiento de enfermedades crónicas.

Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos provocan la muerte de más de 30.000 europeos al año, una cifra que se eleva a 700.000 personas en ámbito mundial.

Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió hace unos años de que para 2050 en el mundo habrá más muertes relacionadas con superbacterias resistentes que por cáncer, incluso que será la principal causa de muerte en el planeta.

Ante este panorama, científicos, profesionales sanitarios, autoridades competentes en medicamentos e industria farmacéutica coinciden en que hay que actuar en dos ámbitos. El primero, utilizar menos y mejor los antibióticos que ya se comercializan, y el segundo, hacer mucho más atractiva la investigación de nuevos antibióticos. Es decir, hoy sólo existe un camino para combatir la resistencia a los antimicrobianos (RAM): nuevos antibióticos eficaces y uso responsable de los existentes.

En concreto, la propuesta de Efpia analiza la fórmula de la Extensión de la Exclusividad Transferible (EET), que es un incentivo gracias al cual la compañía biofarmacéutica que investiga y desarrolla un nuevo antimicrobiano recibe un cupón o autorización para extender la exclusividad de comercialización de uno de sus productos en otras áreas.

Todos los medicamentos nuevos gozan de un periodo de exclusividad para que su comercialización pueda optar al retorno de lo invertido en investigación. Pasado el periodo de exclusividad, el precio del tratamiento sufre una rebaja por la entrada de competidores (genéricos o biosimilares).

La EET plantea que una empresa que lograra llevar al mercado un antimicrobiano considerado de interés fuera recompensada mediante un derecho transferible para extender el período de exclusividad de otro producto. Esta fórmula podría aplicarse por la misma compañía que desarrolló el nuevo antimicrobiano dentro de su propia cartera o ser vendido a otra empresa.

El análisis de costes y beneficios de la medida realizado por Charles River Associates «demuestra los beneficios potenciales (clínicos y económicos) y disipa los temores de que la medida resulte costosa para los Estados miembro».

De hecho, el estudio muestra que «generaría cientos de millones de euros de ahorro para los países de manera individual y proporciona una solución sostenible a largo plazo para revitalizar la cartera de antibióticos».

Uno de los países analizados por el informe es España, para el que estima beneficios clínicos por valor de hasta 25 millones de euros, 23 millones en productividad y hasta 327 millones por trasmisiones evitadas en la próxima década.

«Más ventajas que inconvenientes»

Entre las ventajas de la EET, los autores del informe destacan que «puede implementarse a través de legislación de la UE; no requiere financiación anticipada de los gobiernos y es independiente de la situación económica y los cambios políticos en los Estados miembro; abordaría el fracaso del marco actual de incentivos al ofrecer un incentivo a la altura del reto que supone la I+D de antimicrobianos y reconocer el valor que estos productos aportan a la sociedad; apoyaría a todas las compañías farmacéuticas con independencia de su tamaño, pues serían premiadas tan pronto como el nuevo antimicrobiano recibiese aprobación regulatoria, y respeta un uso prudente de los antibióticos al desvincular la recompensa económica del número de recetas».

«El reto fundamental consiste, pues, en superar la citada paradoja de que, por razones sanitarias, cada nuevo antibiótico va a ser escasamente utilizado, y por eso se deben buscar nuevos modelos económicos que permitan generar incentivos financieros sostenibles para los laboratorios que están trabajando en el desarrollo de estos medicamentos», ha comentado el director del Departamento Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve.

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