La felicidad no alarga la vida, la salud sí
Hasta ahora se pensaba que las personas felices eran también las más longevas. Pese a que se realizaron distintos estudios para darle fiabilidad, ninguno consiguió demostrarlo en realidad. La única conclusión que se obtuvo de estas investigaciones es que la felicidad no alarga la vida, la salud, sí. Esto significa que todo dependerá en cierta medida de algunos factores de riesgo como el tabaco y el alcohol y unos malos hábitos.
Para acabar con este mito unos investigadores británicos realizaron un estudio entre 1996y 2001 entre un millón de mujeres, que estaban encuadradas dentro del UK Million Women Study, para analizar la relación existente entre la felicidad y el riesgo de fallecimiento. La revista The Lancet ha sido la encargada de desvelar ahora las conclusiones.
En realidad el trabajo se centró en 700.000 mujeres, con una media de 59 años. Durante una década se les realizó un seguimiento profundo para controlar una serie de aspectos como la felicidad y la satisfacción. Al cabo de ese tiempo 30.000 acabaron muriendo.
El resultado es que la tasa de defunción era similar entre las mujeres que se declaraban felices y las que eran infelices. El doctor Richar Peto, uno de los encargados de este estudio y profesor en la Universidad de Oxford, señaló que se suele confundir con bastante frecuencia causa y efecto a la hora de hacer mención a la felicidad y a la muerte. Entiende que por lo general aquellos que cuentan con una mala salud son más infelices, pero estos dos estados de ánimo no tienen un efecto directo sobre los fallecimientos.
Lo que se desprende de estas investigaciones es que existen una serie de problemas que provocan la infelicidad entre la población femenina, como puede ser una delicada situación de salud. Pero esto no se podría atribuir a la infelicidad, sino a otro motivo.
Los investigadores encargados de este estudio explican que como ya había aparecido en anteriores análisis, aquellas mujeres que se definían a sí mismas como más infelices solían contar con un peor estado de salud, sobre todo porque practicaban muy poco deporte y solían fumar. Sin embargo, las más alegres contaban con más años, tenían pareja, permanecían en mejor estado de salud, dormían bien por las noches y además participaban en tareas sociales.
Se pudo comprobar que las que sufrían alguna patología relacionada con la depresión o la ansiedad puntuaban mucho peor su estado de salud y eso también implicaba que fuesen menos infelices.
Dos miembros del Instituto del Envejecimiento de Toulouse, Yves Rolland y Philipe de Souto Barreto, aseguran en esta publicación que también hay importantes diferencias entre las mujeres y los hombres a la hora de entender el concepto de felicidad, pero también en el vínculo que existe entre la asociación de la felicidad y la muerte. Insisten en la necesidad de trabajar aún mucho más en este sentido con vistas al futuro, además de valorar las diferencias culturales entre las personas.
Como conclusión se puede afirmar que la felicidad no nos alargará la vida con tanta facilidad.
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