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¿Qué le ocurre a mi cuerpo tras un exceso de fibra?

El consumo de fibra en tu dieta puede ser beneficioso para tu salud, aunque no en exceso

La fibra alimentaria es un componente vegetal muy resistente a la hidrólisis de las enzimas digestivas del ser humano. Un poder que le otorga un papel fundamental en la defecación y el mantenimiento de la microflora del colón. Está presente en ingredientes saludables como la alcachofa, el brócoli, los guisantes, los cereales integrales y los frutos secos. Un consumo equilibrado ayuda a prevenir el estreñimiento, a controlar la obesidad, la diabetes y algunas enfermedades cardiovasculares, infecciosas y respiratorias. Sin embargo, como cualquier otro alimento o nutriente, el exceso de fibra también puede ser nocivo para la salud, causando problemas digestivos de suma incomodidad.

La cantidad adecuada de fibra

La alcachofa es uno de los alimentos con más fibra del mundo.

Los expertos recomiendan entre 20 y 30 gramos de fibra al día, una cantidad que varía según la edad y el sexo del paciente. Los hombres adultos de más de 50 años deben consumir alrededor de 30 gramos diarios, mientras que las mujeres de la misma edad reducen la dosis hasta los 21 gramos. En cambio, los hombres menores de 50 años pueden aumentar la cantidad hasta los 38 gramos y las mujeres hasta los 25.

Síntomas de un exceso de fibra

El exceso de fibra provoca distensión, gases y calambres musculares.

Aunque el exceso de fibra no produce un daño a largo plazo, una ingesta superior a los 50 gramos interfiere en la capacidad de nuestro organismo para absorber el hierro, el calcio o el magnesio. Además, provoca que los alimentos pasen a toda velocidad por el tracto digestivo, antes incluso de que las vitaminas y los minerales sean digeridos por las paredes intestinales. ¿Qué ocasiona la alteración de este proceso?

Tratamiento recomendado

Bebe más agua de lo normal para diluir la fibra soluble.

Para paliar los síntomas de este malestar digestivo, lo más importante es evitar los productos ricos en fibra durante unos días. Si a esta medida le sumas el consumo abundante de agua, podrás disolver la fibra soluble y de fácil absorción que se encuentra en el organismo. El ejercicio físico ayuda a estimular el paso de los alimentos a través del intestino, así que aumenta el tiempo de entrenamiento. En cambio, si estas molestias leves se transforman en algo más serio, debes consultar a un profesional médico de inmediato.