Éstos son los tres factores de riesgo que aumentan la incidencia del cáncer oral en España y Europa
La detección precoz salva vidas y permite a los pacientes someterse a tratamientos más conservadores y con menos complicaciones
La biopsia líquida permite detectar marcadores tumorales y células cancerígenas en fluidos como la saliva o la sangre

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El cáncer oral es una enfermedad maligna que puede desarrollarse en cualquier parte de la cavidad bucal, incluyendo la lengua, las encías, el paladar, la mucosa yugal y los labios. Es más frecuente en hombres que en mujeres y entre los principales factores de riesgo se encuentran el consumo de tabaco y alcohol, especialmente en conjunto. Sin embargo, también pueden influir otros elementos como una higiene bucal deficiente, la exposición solar en el labio y la infección por el virus del papiloma humano (VPH), particularmente el tipo 16, asociada a un aumento de casos, especialmente en personas más jóvenes.
En 2024 se estimaron aproximadamente 7.603 nuevos casos de cáncer de cavidad oral y faringe en España. Esta cifra proviene del informe de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), que proporciona estimaciones anuales sobre la incidencia del cáncer en el país. En cuanto a la mortalidad, el cáncer oral y de faringe presenta una tasa elevada, principalmente debido a que muchos casos se diagnostican en etapas avanzadas.
En el marco del Día Europeo contra el Cáncer Oral, la Dra. Milagros Díaz Rodríguez, responsable de la Unidad de Odontología para Pacientes de Alto Riesgo, de Ruber Internacional Centro Médico Habana, subraya la relevancia de la detección temprana para mejorar los resultados y la supervivencia de los pacientes.
Lesiones que duran más de 15 días
La especialista explica que identificar lesiones en fases iniciales, como úlceras que duran más de 15 días, lesiones blancas o rojas que no desaparecen, bultos, dolor persistente, o cambios en la estructura bucal, puede marcar la diferencia entre una vida saludable y complicaciones graves.
La Dra. Díaz Rodríguez insiste en que la autoexploración bucal y las revisiones periódicas —al menos una vez al año, o cada seis meses en casos de riesgo— son fundamentales para detectar signos sospechosos a tiempo. Además, destaca el papel clave de los dentistas en la identificación precoz, ya que son los primeros en explorar la cavidad oral y pueden realizar biopsias para confirmar diagnósticos en etapas tempranas.
El tratamiento oncológico puede afectar la salud bucal, provocando sequedad, llagas, mucositis, infecciones, dificultades para hablar o tragar, pérdida de piezas dentales y alteraciones del gusto.
Por esta razón, la doctora de Ruber Internacional Centro Médico Habana, recomienda mantener una higiene bucal rigurosa: utilizar un cepillo de cerdas suaves y cepillarse con cuidado, evitar alimentos irritantes —especialmente aquellos con texturas ásperas, muy calientes o muy condimentados— y acudir al dentista cada cuatro meses para un seguimiento adecuado. «Es importante mantener una hidratación de la cavidad oral empleando geles específicos y beber agua con frecuencia», destaca la especialista.
Finalmente, la doctora insiste que la detección precoz salva vidas y permite a los pacientes someterse a tratamientos más conservadores y con menos complicaciones. «Ante cualquier llaga que no cicatrice, mancha o bulto en la boca, se debe acudir a un especialista en medicina oral. La prevención y las revisiones periódicas son determinantes para reducir la mortalidad por cáncer oral».
Biopsia líquida, método prometedor
Más allá del diagnóstico clínico tradicional, la ciencia está abriendo ya nuevas vías prometedoras hacia una detección precoz de este tipo de tumores aún más precisa y de forma menos invasiva. Una de ellas es la llamada biopsia líquida. En palabras del Dr. José Luis Cebrián, codirector de servicio de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología-Odontología del Hospital Universitario La Luz de Madrid, y presidente de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial y de Cabeza y Cuello (SECOMCyC), «esta técnica permite detectar marcadores tumorales y células cancerígenas en fluidos como la saliva o la sangre antes casi de que tengamos una lesión claramente visible. Y esto es muy importante, sobre todo, para el seguimiento de ciertos pacientes que ya han sido operados y radiados, incluso antes de que la lesión sea visible. Aún está en fase de implantación en el cáncer de cavidad oral, pero en unos pocos años será un método habitual de detección de estos tumores».
Cirugía reconstructiva e inmunoterapia
En cuanto al tratamiento, la cirugía continúa siendo el principal pilar terapéutico o gold standard, a menudo seguida de radioterapia. La intervención no sólo implica extirpar el tumor, sino también restaurar las estructuras afectadas. «Reconstruir la mandíbula, el maxilar o la lengua es parte esencial de nuestro trabajo como cirujanos maxilofaciales, para intentar que el paciente tenga la mejor calidad de vida posible», enfatiza Cebrián.
Los avances en oncología médica están ofreciendo nuevas herramientas, desde fármacos clásicos hasta la innovadora inmunoterapia. «El futuro está en ayudar al sistema inmunológico a luchar contra el cáncer. Como cirujano, lo ideal sería que cada vez tuviéramos que intervenir menos gracias a tratamientos más efectivos y menos agresivos», afirma el Dr. Cebrián.
Pero superar la enfermedad no es el final del camino. El seguimiento médico, los cuidados específicos y, sobre todo, la conciencia del paciente es esencial para evitar recaídas. «Muchos de nuestros pacientes deben alimentarse por sonda durante un tiempo, requieren los cuidados de un equipo de enfermería experto y necesitan revisiones odontológicas rigurosas. Y algo también muy importante: deben evitar volver a fumar o beber. Si recaen en los factores de riesgo, las posibilidades de desarrollar de nuevo un cáncer aumentan».
Sin embargo, no todos los pacientes consiguen asumir esta responsabilidad. «Algunos se sienten vencidos. Pero nosotros les recordamos todo el esfuerzo invertido en su curación: cirugías de reconstrucción muy complejas que a veces duran hasta 12 o 14 horas, tratamientos duros. Les insistimos en que se cuiden por ellos mismos, por sus familias, por el equipo que te ha acompañado y los recursos que se han invertido en el proceso», recalca Cebrián.