Este es el tumor femenino que se conoce como el «asesino silencioso»

cáncer de ovario
En 2023 se detectaron 3.600 nuevos casos de cáncer de ovario.

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El cáncer de ovario es la principal causa de muerte en mujeres diagnosticadas con neoplasias ginecológicas. También es la quinta causa de muerte más frecuente en mujeres, en general. La mayoría de los casos se diagnostican en una etapa avanzada, lo que conduce a malos resultados de esta enfermedad, de ahí que se le conozca como el ‘asesino silencioso’, porque cuando da la cara a veces es tarde.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que en 2023 se detectaron 3.600 nuevos casos de cáncer de ovario y más de 2.000 mujeres murieron por esta causa en nuestro país. Hay que recordar que la enfermedad es más frecuente en las mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años (la media está alrededor de los 63 años).

Tipos

Son tres, según la institución, los tipos que existen: 

      • Carcinoma epitelial: representa el 85-90% de todos ellos
      • Tumores de células germinales. Muy infrecuentes
      • Tumores del estroma. Aún más infrecuentes.

El cáncer epitelial es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico. Esto es debido a que la mayoría de pacientes (70-80%) se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad. Globalmente representa el 3% de los tumores en la mujer y es la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres tras el cáncer de pulmón, mama y colon.

Síntomas

Una de las razones por las que se diagnóstica de forma tardía es porque no existe una sintomatología específica y habitualmente se confunde con la que puede producir el aparato digestivo y la vejiga, especialmente si la sintomatología es persistente.

Entre los síntomas más frecuentes, se pueden citar la hinchazón abdominal, sensación de gases, malas digestiones, estreñimiento o diarrea, ganas de orinar frecuentes, destaca la Clínica Universitaria de Navarra. También puede desencadenar pérdida de apetito o de peso sin que exista una razón detrás. A veces, aparece sintomatología genital como alteraciones menstruales, sangrado postmenopáusico o dolor en la relación sexual.

En ocasiones, los síntomas se presentan pronto, es el caso de Gema que cuenta su testimonio desde la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO): «Mi visita al médico se debió a que me encontraba hinchada y con ardor de estómago.  Sufrí una ascitis tremenda y, posteriormente, la gran noticia: tienes un tumor ovárico y hay que quitar todo. La noticia me pilló sola y de sopetón. Recuerdo que me quedé paralizada y creo que, desde ese momento, me convertí en una autómata. Le dije al ginecólogo… ‘soluciónemelo’. Todo fui muy rápido y las pruebas preparatorias (TAC, marcadores, etc..) no las pude hablar con el médico hasta que no llegué a la puerta del quirófano, justo una semana después de la noticia. Me dijo «el marcador CA125 está muy alto y se ven manchas». Así que entré al quirófano sabiendo que el diagnóstico podría ser lo peor. A partir de ahí, lo único que puedo decir es que todo han sido buenas noticias. Mi tumor era un borderline y, aunque se había infiltrado, sólo eran 4 mm. Lo había sido cogido muy a tiempo».

A pesar de la gravedad del diagnóstico y el posterior tratamiento Gema concluye con un mensaje muy alentador : «Animo a todas las mujeres que pasan por un proceso similar a que no se rindan, a que pongan lo mejor de ellas para salir adelante porque nos lo merecemos. Y animo a los demás, a tomar conciencia y ser sensibles con los que pasamos por estos momentos. Para mi fue fundamental el apoyo de amigos y familia y la experiencia de otras pacientes. Ahora, a mi manera, también intento prestar esa ayuda e intercambiar experiencia e información. El cáncer se puede curar, claro que sí. Creamos en ello».

Factores de riesgo 

La Clínica de Navarra  recuerda que los principales factores que predisponen a desarrollar la enfermedad son:

      • Herencia de genes mutados: como el BCRA1 y 2 que también se relaciona con el riesgo de desarrollar cáncer de ovario. Síndrome hereditario de cáncer colorrectal no polipósico (HNPCC).
      • Historial familiar: algunas veces puede aparecer en más de un miembro de la familia, sin que esto tenga que ver con factores hereditarios conocidos.
      • Historial personal de cáncer de mama.
      • Edad: más frecuente en la postmenopausia.
      • Fertilidad: no haber tenido hijos. Haber sido sometida a tratamientos inductores de la ovulación, aunque esto parece más relacionado con el propio contexto de la esterilidad que no de la medicación.
      • Terapéutica hormonal sustitutiva sólo con estrógenos.
      • Obesidad o dieta rica en grasas.

En cuanto al diagnóstico, los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta (los famosos CDD) recuerdan que la terapia de suele implicar una combinación de cirugía y quimioterapia. También existen las terapias dirigidas que muchas veces se orientan según la genética del paciente. 

Un estudio reciente de ‘Cells’ hace hincapié en que «debido a la falta de biomarcadores diagnósticos precisos, la mayoría de las mujeres con cáncer de ovario son diagnosticadas en una etapa avanzada, lo que reduce sus posibilidades de supervivencia. La resistencia a la quimioterapia en el cáncer de ovario en etapa avanzada es un desafío clínico importante, porque varias vías de señalización están involucradas en la fisiopatología de la resistencia a la quimioterapia. Para abordar esto, la atención se centra en el desarrollo de biomarcadores y herramientas de diagnóstico que puedan ayudar con la detección temprana y la predicción de la enfermedad». 

En él se apunta también la importancia de los cambios moleculares que ocurren en la enfermedad, lo cual es muy importante para elegir los fármacos terapéuticos adecuados, cuyo éxito puede mejorar los resultados clínicos. La buena noticia es que los avances en la tecnología terapéutica han permitido conocer significativamente la complejidad molecular, creando oportunidades de diagnóstico y pronóstico para lograr nuevos esfuerzos terapéuticos que tienen el potencial de mejorar significativamente la tasa de supervivencia general y la calidad de vida de los pacientes con cáncer de ovario.

 

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