Dra. M. Rojas: «Las drogas siempre han entrado por vena, nariz y boca y ahora por los ojos con el móvil»

Su receta pasa porque no hubiera móviles en los patios de los colegios

Las pantallas y la digitalización tienen "cosas buenas" para los jóvenes, pero que se trata de un "arma de doble filo"

Dra. Marian Rojas móviles niños
La psiquiatra, Marian Rojas.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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«Las drogas siempre han entrado por vena, nariz y boca y ahora entran por los ojos y está diseñado para ser así», ha lanzado la psiquiatra Marian Rojas-Estapé tras relatar cómo las redes sociales se originaron en muchos casos con el objetivo de hackear el sistema de recompensa del cerebro a través de la dopamina como hacen los estupefacientes.

Así, la doctora y divulgadora Marian Rojas ha planteado no dar móviles a menores de 12 años, negarlos en los patios escolares y evitar las pantallas en Primaria, mientras que también ha deseado que se pudiera habilitar un psicólogo en los centros educativos.

Y es que, los más pequeños han nacido y crecido con la tecnología, pero esa naturalidad que se presenta hoy día puede ser a corto plazo perjudicial. Un mal uso puede desembocar en un problema de adicción. Y en realidad se debe saber si los niños son adictos a la tecnología en general, pero sobre todo ahora al móvil.

Con esta lectura, la doctora ha reconocido que las pantallas y la digitalización tienen «cosas buenas» para los jóvenes, pero que se trata de un «arma de doble filo». Por un lado, ayudan a conectar, permiten hacer que aquellos más aislados «formen parte de un grupo» o permite encontrar «alivio» para aquellos que necesitan apoyo y una comunidad. En el reverso se encuentran su relación con el aumento de la ansiedad, los trastornos de la alimentación o su incidencia en la autoestima con base en la comparación.

Contenidos no apropiados

Asimismo, ha puesto el foco a los contenidos no apropiados que están disponibles en Internet. Es el caso de la pornografía, a la que ha asegurado que hay muchos adolescentes enganchados y que tienen efectos directos en su comportamiento a la hora de intimar.

«No hay manadas sin pornografía. No hay estas agresiones sin horas de pornografía. Y algunas de las prostitutas que atiendo y de las mujeres del mundo de la prostitución, que las tengo mucho que agradecer. Te explican que hoy en día la gente, los chicos, te vienen con la lista de lo que han visto en el porno y te lo van pidiendo como si fuera la lista de la compra», ha expuesto la psiquiatra.

Ha añadido que en este punto juega un papel clave la curiosidad de los adolescentes, que junto al algoritmo deriva en que las webs les vayan ofreciendo cada vez más cosas en cuanto a pornografía. Además, la exposición -como en el resto de adicciones- genera tolerancia, por lo que suele ser necesario cada vez más o de mayor intensidad. Según ha relatado, en este tipo de contenidos suele primar una imagen «agresiva, fuerte, carente de ternura», porque lo que «enseña la pornografía es todo, menos lo que luego hay que incluir en el amor».

Normas básicas

Tras este análisis, ha planteado poner unas «normas básicas» en el acceso a las pantallas y que estas se vayan revisando «año a año» atendiendo a la investigación y la experiencia. «Hay que buscar un punto intermedio para acercarnos a los jóvenes sin demonizarlo, pero sabiendo que hay unos riesgos», ha apuntado.

Su receta pasa porque no hubiera móviles en los patios de los colegios -espacios de socialización entre alumnos-, no darle un teléfono móvil a un niño menor de 12 años por la posible exposición a contenidos lesivos y evitar las pantallas en Educación Primaria.

Comprende el recelo de muchos padres a que sus hijos estén «aislados» al ser los únicos que no tienen teléfono móvil en un ecosistema digital, pero por ello cree que es fundamental una coordinación entre las familias en los colegios con «grupos de clase» que puedan marcar una pauta común que haga más sencillo establecer limitaciones.

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