Dra. Elisa Pinto: «Síntomas banales como los picores pueden esconder una enfermedad grave»
En el marco de la Conferencia "Nuestra Piel", organizada por la la Fundación Alfonso Martín Escudero, la dermatóloga expuso varios casos y recordó la importancia de darles voz a los pacientes
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La Fundación Alfonso Martín Escudero celebró la Conferencia ‘Nuestra Piel’ impartida por la doctora Elisa Pinto, que estuvo acompañada del Dr. Luis Cerezal Pesquera, médico, Doctor y especialista en radiología musculoesquelética y director del Centro de Diagnóstico Médico Cantabria (DMC). Ha impartido conferencias en diferentes instituciones internacionales y es autor de numerosas publicaciones científicas. Su obra ha sido reconocida con importantes premios. A su lado, también estuvo la presidenta de la Fundación, Dª. Elisa Polanco Torres.
Elisa Pinto es Doctora en Medicina y Cirugía, especialista en Dermatología y jefa de servicio de Dermatología en el Hospital Universitario Ruber Juan Bravo-Grupo Quirónsalud. Profesora de varias universidades y autora de un extenso número de publicaciones en revistas científicas y medios de comunicación y es Patrona de la Fundación.
Al inicio de su conferencia reconoció: «A mi me hubiera gustado ser neurocirujana. Y bueno, en aquel momento, mis padres pensaban que era una especialidad poco seria. Pero aunque no se lo crean, la piel es el órgano más grande del cuerpo y contiene numerosas terminaciones nerviosas que nos permiten todas las sensaciones, a través de ella regulamos la temperatura, nuestros electrolitos. Al mismo tiempo es una barrera que nos defiende del exterior, pero también nos expone a él y es nuestra primera tarjeta de visita y pesa cinco kilos».
El ejemplo de «Caro Diario»
La dermatóloga habló de la película «Caro Diario» donde el protagonista, un arquitecto, empieza a sufrir sus primeros picores y sudores nocturnos y comienza su periplo por todos los dermatólogos de Roma. Uno de los más prestigiosos le comenta que puede ser una reacción a una pastilla, una loción o un jabón. Compra antihistamínicos, nuevas lociones, pero sigue consultando a más especialistas porque continúa con los picores, los sudores nocturnos y fiebre. La conclusión final es que tenía «estrés», documentó la experta, que aclaró que al final el arquitecto recurrió a la Medicina Tradicional Oriental.
Lo curioso es que de una manera casual se le diagnostica un Linfoma no Hodgkin. La película termina con que el protagonista está feliz porque ya sabe lo que padece y le van a tratar la enfermedad. Pero lo más relevante es que acaba leyendo un Manual de Medicina donde dice expresamente que la triada de diagnóstica de la enfermedad es picor intenso, sudor nocturno y fiebre. La conclusión del director de la película: «Los médicos hablan mucho pero rara vez escuchan», detalló la Dra. Pinto que recordó a los oyente que «el film me impactó mucho porque esencialmente venía a reflejar como un síntoma menor como es el picor, que muchas veces pasa desapercibido y que los propios médicos lo consideramos un síntoma banal, escondía realmente una enfermedad grave que sino se diagnosticaba podía suponer la muerte del paciente».
La doctora ha reconocido que el film «me impactó mucho porque un síntoma tan banal como el picor escondía una patología muy grave y potencialmente mortal. Por lo tanto es muy importante darle voz a los pacientes para que te cuenten lo que les ocurre».
El caso de Gonzalo
La dermatóloga prosiguió la conferencia hablando de uno de sus pacientes. «Gonzalo tenía 14 años cuando llegó a mi consulta con una erupción en la pierna que le sobrevino un domingo, aunque vino a mi consulta un martes. Y cuando le preguntamos que le había pasado comentó que la noche del sábado se había celebrado la puesta de largo de su hermana y había tomado canapés de marisco. Cuando el domingo se despertó, los abuelos y los padres le dijeron que tenía reacción alérgica al marisco y que no lo podría tomar nunca más. Y realmente eso era lo que le preocupaba a Gonzalo».
Acudió a Urgencias, y le recetaron corticoides, pero «cuando hablé con él me enteré de que 10 días antes había tenido fiebre y dolor de garganta y su pediatra le recetó amoxicilina, pero seguía con fiebre. Lo que realmente tenía era una mononucleosis infecciosa», aclaró.
La doctora insistió en que «la amoxicilina genera esta reacción cutánea, pero en el caso de Gonzalo con una mononucleosis, el problema es que puede tener una afectación hepática muy severa por culpa de la infección. Cuando a Gonzalo se le pidió la serología se le confirmó el diagnóstico de mononucleosis,pero también tenía las transaminasas un 50% por encima de lo normal, con lo cual acabó ingresado. Pero está feliz porque puede tomar marisco».
El caso de Álvaro
«Llegó de su luna de miel en Punta Cana este verano y había una psicosis con la viruela del mono, el día antes de su regreso le sale una erupción y acude allí al médico donde le dicen que, efectivamente, es la viruela mencionada. Le dicen que regrese a España y que vaya a Urgencias donde confirman el diagnóstico». Pero cuando la doctora quiso coger una muestra de ampolla para descartarla, no había ninguna. «Intento preguntarle qué más le pasa, y me muestra una pierna llena de picaduras, pero lo que no contaba o nadie le preguntaba es que había empezado su luna de miel en Botsuana cazando y allí le habían picado mosquitos», documentó la Dra Pinto.
Pero no fueron mosquitos, fue una garrapata que transmite una bacteria que es la borrelia. «Lo que provoca es la enfermedad conocida como enfermedad de Lyme. En el caso de Álvaro tuvo suerte porque la reacción cutánea le salió a las dos semanas y pudimos diagnosticarla, en el caso de no haber sido así la enfermedad puede provocar trastornos cardiacos e, incluso, parálisis. El diagnóstico confirmó que era la enfermedad de Lyme y se le pudo tratar», corroboró la especialista.
Al final, «cómo decía Séneca de que no se puede curar bien sino se le presta atención al paciente», apuntó la experta que relató más casos, para que los asistentes conocieran que pueden aparecer otras enfermedades que pueden parecer banales, poco trascendentes, pero que sin embargo marcan al paciente, como es el caso del acné, que se desarrolla fundamentalmente en la adolescencia, y que puede condicionar la vida social, cosa que, también, sucede en el caso de la psoriasis. Pero ahora en ambos casos hay tratamientos eficaces, como los fármacos biológicos, que también son útiles para los niños atópicos.
La especialista recordó también los casos de alopecia «que pueden anular la seguridad de una persona como las pacientes que tienen vitiligo. Y hasta aquí pueden entender un poco mi pasión por la dermatología».
El Exposoma
Finalmente mencionó al epidemiólogo Christopher P. Wild, que en 2005 fue director de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, y acuñó el término Exposoma, que engloba los numerosos factores de exposición que van llenando la vida de una persona, desde su nacimiento hasta la muerte. «El problema del exposoma es que estamos rodeados de infinitas sustancias que desconocemos y que no podemos cuantificarlas y por lo tanto tardaremos mucho en saber qué repercusión pueden tener en nuestra salud. Puede que en el futuro tengamos prendas de ropa que midan el CO2 ambiental o los niveles de nitrógeno. De hecho, ahora mismo ya los teléfonos inteligentes nos dicen, por ejemplo, cuánto dormimos o si el sueño es profundo», aventuró la experta.
Y recordó que este será el futuro, pero «de momento si contamos con parámetros conocidos que sabemos que elevan la mortalidad por todas las causas: tabaco, mala nutrición infantil, sedentarismo, colesterol elevado, la obesidad, la contaminación del aire, el sedentarismo y la pobreza».
Exposoma cutáneo
La especialista añadió que «dado que nuestros genes no son los únicos que van a determinar la salud de nuestra piel y nuestro envejecimiento, cuáles son los factores externos que se reconocen como que afectan a la dermis. Volvió a mencionar el tabaco y las 3.000 sustancias nocivas que libera, así como al cáncer de piel, causado por la radiación solar».
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