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Desvelan los circuitos cerebrales que se activan al sopesar el riesgo y el beneficio de una conducta

Se han identificado células cerebrales activadas al tomar decisiones

Los niveles de activación son diferentes en función de la recompensa

Cada día tomamos miles de decisiones, de detalles insignificantes hasta grandes determinaciones que cambiarán nuestra vida. ¿Cómo sopesa nuestro cerebro los riesgos y las recompensas de hacer ciertas cosas (o dejar de hacerlas)? Es un misterio, pero un nuevo estudio desvela parte del proceso gracias al trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard (Boston, Estados Unidos).

Los resultados de su investigación se han dado a conocer en el último número de la revista científica Nature. El estudio se ha podido llevar a cabo usando inteligencia artificial, aplicada sobre un modelo de ratones de laboratorio, para trazar los circuitos cerebrales que hacen que se adopten decisiones en función de las posibles recompensas.

Los científicos observaron dos grupos de células cerebrales en los animales: uno que ayuda a distinguir los resultados superiores a la media, y otro para los que son inferiores. Combinadas, según muestra el experimento, estas células permiten al cerebro sopesar todas las consecuencias posibles de una elección.

Procesar la información

Jan Drugowitsch, profesor de neurobiología en el Instituto Blavatnik de dicha universidad, ha afirmado que este hallazgo sugiere que los ratones -y, por extensión, otros mamíferos- procesan la información sobre riesgos y recompensas de una manera más sofisticada de lo que se pensaba hasta el momento.

Si se confirma esta observación en humanos, podría ofrecer un marco para comprender mejor cómo nuestro cerebro adopta decisiones en función de la posible recompensa y qué sucede con nuestra habilidad para evaluar los riesgos cuando el circuito deja de funcionar correctamente.

Los neurocientíficos llevan mucho tiempo interesados en saber cómo utilizamos las experiencias pasadas para dar forma a nuestras conductas futuras. No obstante, según estos expertos, muchas de las teorías tradicionales sobre la adopción de decisiones carecen de profundidad en cuanto a los procesos cerebrales que están detrás de esta actividad.

Como ejemplo, plantean que a la hora de elegir un restaurante, una persona puede estar predispuesta a inclinarse por lo seguro, eligiendo el que ya se conoce, mientras que si nuestro estado de ánimo es más «aventurero», podemos probar un lugar nuevo. En este ejemplo, la neurociencia tradicional considera ambas opciones como iguales.

En el nuevo enfoque, los expertos parten de que las decisiones se toman en función de una recompensa específica si esta supera el promedio de posible satisfacción, después de que nuestro cerebro evalúe los posibles resultados. Usando inteligencia artificial, preguntaron si en el cerebro hay forma de identificar las recompensas mayores.

El papel de la dopamina

En un artículo de 2020, otro profesor de Harvard, Naoshige Uchida, había usado un modelo similar para analizar los cerebros de ratones de laboratorio y comprobó que la dopamina, un neurotransmisor que regula las recompensas, el placer y la motivación, encajaba en las señales nerviosas activadas durante la adopción de decisiones, pero este último modelo ha ganado en precisión a la hora de explicar el proceso.

Uchida se unió al proyecto para dar un paso más y diseñar experimentos para observar una región específica del cerebro, el cuerpo estriado. Así localizaron y distinguieron los dos tipos de neuronas diferentes, las que diferencian las mayores recompensas y las que marcan las menores.