Blanca Acha: «Un diagnóstico molecular del Alzheimer puede ser más preciso que uno clínico»
"Los biomarcadores epigenéticos son una nueva vía hacia el diagnóstico temprano del Alzheimer"
"La metilación del ADN surge como una herramienta accesible y menos invasiva"
La detección precoz del Alzheimer sigue siendo uno de los grandes retos en el campo de las enfermedades neurodegenerativas. En esta búsqueda, la investigación epigenética, que se basa en el estudio de los cambios que activan o inactivan los genes sin cambiar la secuencia del ADN a causa de la edad y la exposición a factores ambientales, ha abierto nuevas perspectivas prometedoras.
La farmacéutica Blanca Acha Santamaría, analista y experta en genética clínica, ha explorado en su tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), cómo ciertos cambios en la metilación del ADN pueden convertirse en herramientas diagnósticas para el Alzheimer más accesibles y menos invasivas. Este enfoque permitiría detectar la enfermedad a partir de una simple muestra de sangre, ofreciendo la posibilidad de un diagnóstico más temprano y preciso de una condición que afecta principalmente la memoria y otras funciones cognitivas.
Desde su experiencia personal con una enfermedad neurodegenerativa en su familia hasta su pasión profesional por la biología molecular, Blanca Acha, en entrevista a OKSALUD comparte cómo ha sido este camino de descubrimiento y las posibilidades que ofrecen los nuevos biomarcadores pero, también señala el largo recorrido que aún queda por delante para integrar estas herramientas en la práctica clínica para mejora tanto el diagnóstico como el tratamiento del Alzheimer.
PREGUNTA.- ¿Qué la llevó a centrar su tesis en la identificación de biomarcadores epigenéticos de metilación del ADN para el diagnóstico del Alzheimer?
RESPUESTA.- Mi interés por la investigación en la enfermedad de Alzheimer como forma de demencia surge de una combinación de motivos personales y profesionales. En el ámbito personal, he vivido de cerca el impacto de una enfermedad neurodegenerativa, ya que mi abuela padece una condición diferente al Alzheimer, pero que me ha sensibilizado profundamente hacia los retos que enfrentan los pacientes y sus familias. En el ámbito profesional, mi formación como analista clínica y mi especialización iniciada en genética clínica despertaron mi curiosidad por la biología molecular aplicada al diagnóstico. Aunque mi experiencia en clínica fue breve, resultó suficiente para impulsarme a profundizar en el campo de la genética básica y su aplicación en el diagnóstico clínico, área en la que puedo aportar por mi experiencia y formación.
P.- La metilación del ADN es un área emergente en la neurociencia. ¿Qué ventajas tiene este enfoque frente a otros métodos de detección o diagnóstico del Alzheimer?
R.- La detección y el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer deben abordarse desde una perspectiva integral, utilizando un panel de biomarcadores, preferiblemente de origen sanguíneo. Esto permitiría aprovechar su combinación con otros biomarcadores plasmáticos que ya han demostrado una excelente capacidad diagnóstica, potenciando así la precisión y la utilidad clínica del proceso diagnóstico.
P.- Según sus hallazgos, ¿qué cambios específicos en la metilación del ADN son más prometedores como biomarcadores para detectar la enfermedad de Alzheimer en fases tempranas?
R.- Todavía queda un largo camino para detectar biomarcadores en fases tempranas, nuestro estudio se ha realizado en fases tempranas de la etapa de demencia, pero en realidad, la enfermedad de Alzheimer sabemos que comienza décadas antes de comenzar a dar síntomas, por lo que ahora el foco de atención se está poniendo en detectar biomarcadores para las etapas preclínicas del Alzheimer.
R.- ¿Qué pasos serían necesarios para implementar el uso de estos biomarcadores en la práctica clínica y cuáles son los principales desafíos?
R.- Replicar nuestros resultados en una cohorte mayor (>1000 pacientes) multicéntrica y demostrar su eficacia, también en términos económicos. Realmente, ahora pensamos que nuestros biomarcadores podrían complementar los nuevos test diagnósticos basados en la proteína TAU que se están desarrollando actualmente.
P.- Menciona la importancia de considerar la perspectiva de género en su investigación. ¿Qué diferencias específicas encontró en el patrón de metilación entre hombres y mujeres con Alzheimer?
R.- Encontramos que no todos los biomarcadores se comportaban igual en mujeres y hombres. De hecho, solo uno de ellos resultaba útil para dxn EA en ambos sexos. En cualquier caso, hemos de hacer una cautelosa interpretación de nuestros resultados….
P.- ¿Cómo cree que sus resultados pueden influir en el desarrollo de tratamientos más personalizados o en la prevención de la progresión de la enfermedad?
R.- Diagnosticar mejor va a conducir a tratar mejor a los pacientes. También a reducir la enorme variabilidad que se produce a veces en los ensayos clínicos, porque un diagnóstico molecular puede ser más preciso que un diagnóstico clínico.
P.- Su investigación ha generado interés en congresos internacionales. ¿Qué aportaciones o comentarios destacables ha recibido de la comunidad científica?
R.-Nuestro trabajo se ha publicado en la revista Neurology que es la referencia internacional para las enfermedades neurológicas, los comentarios que nos realizaron en el proceso de publicación fueron muy constructivos. Además, hay otros grupos en el mundo que tienen interés en estudiar este tema.
Me gustaría destacar que este trabajo de tesis, como otros muchos, es el resultado de un esfuerzo colectivo llevado a cabo por un equipo multidisciplinar. En este caso, la idea inicial ya estaba en marcha cuando llegué al grupo por lo que sólo tuve que desarrollarla, que fue posible gracias a mis directoras de tesis, Maite Mendioroz e Idoia Blanco Luquin, y al apoyo continuo del grupo de Neuroepigenética de Navarrabiomed (Pamplona), un equipo excepcional con un gran potencial y proyección, que lo ha enriquecido con nuevas ideas y aportaciones.
P.- ¿Cuáles son las próximas líneas de investigación en las que planea trabajar tras completar su tesis, y cómo espera que evolucionen los estudios epigenéticos en el campo de las enfermedades neurodegenerativas?
R.- Por razones personales, actualmente he paralizado mi trabajo investigador, centrándome en mi desarrollo profesional como clínica asistencial. Si bien, desde el grupo de Neuroepigenética, seguimos estudiando el potencial diagnóstico de la metilación del DNA en sangre de pacientes con Alzheimer, a través de nuevas tecnologías como la PCR digital o la biopsia líquida.
Me gustaría destacar que este trabajo de tesis, como otros muchos, es el resultado de un esfuerzo colectivo llevado a cabo por un equipo multidisciplinar. En este caso, la idea inicial ya estaba en marcha cuando llegué al grupo por lo que sólo tuve que desarrollarla, que fue posible gracias a mis directoras de tesis, Maite Mendioroz e Idoia Blanco Luquin, y al apoyo continuo del grupo de Neuroepigenética de Navarrabiomed (Pamplona), un equipo excepcional con un gran potencial y proyección, que lo ha enriquecido con nuevas ideas y aportaciones.
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