OkSalud
Bebidas de moda

¿Beber clorofila es realmente saludable?: evidencias y advertencias de esta tendencia verde

Se puede obtener de algunos alimentos de forma natural sin necesidad de suplementos

Influencers de todo el mundo la incluyen en sus rutinas matutinas como si fuera un elixir mágico

La clorofila es el pigmento natural que da color verde a las plantas y permite la fotosíntesis, en un proceso que transforma la luz solar en energía y en el que se libera oxígeno. Abunda en alimentos como espinacas, brócoli, kiwi o alfalfa. Según explican desde Quirón Salud, la clorofila puede ser beneficiosa para la salud porque ayuda a mejorar la digestión, reduce la hinchazón, aporta energía y deja la piel más limpia. 

Cuando la clorofila se comercializa como suplemento, suele ser en forma de «clorofilina», una versión modificada químicamente para hacerla más soluble y estable. En esta forma, el magnesio original de su estructura se sustituye por cobre.

A simple vista, ver cómo unas gotas de clorofila líquida tiñen un vaso de agua de un verde vibrante resulta hipnótico. Esta imagen, cada vez más habitual en los perfiles de bienestar y fitness, ha convertido al llamado “agua de clorofila” en un símbolo de salud y belleza natural. 

Aunque su uso se remonta a mediados del siglo XX, cuando se probó como desodorante y cicatrizante, las redes sociales han resucitado el interés por este compuesto. Muchas personas han corrido a comprar frascos de este suplemento tras ver a sus influencers favoritos afirmar que les cambió la vida. Sin embargo, lo que en muchos casos se presenta como testimonio personal, carece de base científica sólida y puede estar influido por otros factores, como un aumento del consumo de agua o una mejor alimentación.

Natural o en suplementos

Según explican los laboratorios Theras Science en un comunicado en su web, este pigmento actúa como antioxidante, antiinflamatorio y permite atrapar los metales pesados. Además, la clorofila favorece la producción de glóbulos rojos y glóbulos blancos, contribuye a mantener un buen tránsito intestinal al regular la fermentación por Candida albicans, reduciendo así los gases y la hinchazón.

Algunos estudios preliminares han sugerido que los derivados de la clorofila podrían tener propiedades antioxidantes y ayudar a neutralizar ciertos carcinógenos presentes en los alimentos procesados. También se ha investigado su papel en la protección celular frente al daño de radicales libres o contaminantes ambientales. No obstante, gran parte de esta investigación se ha llevado a cabo en animales o en modelos in vitro, y los datos en humanos siguen siendo escasos y poco concluyentes.

Según la Universidad Estatal de Oregón, la dosis promedio de los suplementos de clorofilina es entre 100 y 300 miligramos (mg) al día divididos en tres dosis. Como ejemplo, señalan que una taza de espinaca cruda contiene aproximadamente 24 mg de clorofila y el perejil aproximadamente 19 mg por taza. Pero también explican que conviene hacerse una revisión médica antes de tomarla por los posibles efectos adversos que tiene como son la sensibilidad a la luz, problemas digestivos o reacciones alérgicas. Además, el exceso de cobre contenido en algunos suplementos de clorofilina podría acarrear toxicidad si se consume sin supervisión médica. Por otro lado, no existen estudios que respalden la seguridad de su uso durante el embarazo o la lactancia.

A día de hoy, los expertos coinciden en que no es necesario recurrir a suplementos para obtener los beneficios de la clorofila. Una dieta rica en vegetales de hoja verde como col rizada, acelgas, espárragos, rúcula o perejil, proporciona clorofila de forma natural, además de otros nutrientes esenciales como fibra, antioxidantes, betacarotenos o vitamina E.

Las verduras verdes no solo aportan clorofila, sino un conjunto completo de compuestos que actúan de manera sinérgica para promover la salud, tal y explican los expertos. De hecho, los suplementos pueden carecer de esa riqueza nutricional global que ofrece un alimento entero.