Alerta sanitaria: una de cada cinco infecciones en el tracto urinario se origina por carne contaminada
Las personas que vivían en barrios de bajos ingresos tenían hasta un 60 % más riesgo de padecer una ITU

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Un nuevo estudio, publicado el 23 de octubre de 2025 en la revista mBio, revela que aproximadamente el 18 % de las infecciones del tracto urinario (ITU) analizadas en la región sur de California están vinculadas a cepas de Escherichia coli provenientes de carne y aves contaminadas.
Este hallazgo abre una nueva perspectiva: las ITU —tradicionalmente asociadas a higiene personal o contacto sexual— podrían también tener un origen alimentario que hasta ahora se había subestimado.
El estudio fue realizado por investigadores de la George Washington University (GW) y el sistema de salud Kaiser Permanente-Sur de California. Se analizaron más de 5.700 aislados de E. coli: 2.349 extraídos de pacientes con ITU y 3.379 de muestras de carne —pollo, pavo, cerdo y vacuno— adquiridas en tiendas de los mismos vecindarios.
Mediante un modelo genómico de atribución, los autores estimaron que 18 % de las ITU fueron causadas por cepas zoonóticas de E. coli, es decir, cepas originarias de animales y transmitidas al ser humano.
Las carnes más implicadas fueron las de aves: pollo y pavo presentaron las cepas de mayor riesgo, seguidas por cerdo y vacuno. Otro hallazgo crítico fue la disparidad por nivel socioeconómico: las personas que vivían en barrios de bajos ingresos tenían hasta un 60 % más riesgo de padecer una ITU de origen alimentario comparado con quienes vivían en zonas más favorecidas.
Además, las mujeres y los hombres mayores fueron los más afectados por este tipo de infecciones.
¿Por qué puede un producto cárnico contaminar nuestro aparato urinario? La ruta sugerida es la siguiente. La carne contaminada con E. coli se manipula o ingiere; la bacteria coloniza el intestino y, a partir de allí, por una combinación de higiene deficiente, transferencia fecal o manipulación inadecuada, la E. coli accede al aparato urinario a través de la uretra y desencadena la infección.
Los autores del estudio advierten que, aunque se trató de una estimación basada en modelos genómicos, los resultados señalan un riesgo tangible que hasta ahora no estaba suficientemente reconocido en salud pública.
Resultados múltiples
Las implicaciones de estos resultados son múltiples. Por un lado, amplían el enfoque de prevención de ITU más allá de la higiene íntima o la conducta sexual, hasta incluir la cadena alimentaria. Como explica el profesor Lance B. Price, autor principal del estudio: «Las infecciones urinarias han sido consideradas durante mucho tiempo un problema personal de salud, pero nuestros hallazgos sugieren que también son un problema de seguridad alimentaria».
Por otro lado, ponen de manifiesto las desigualdades en salud. El mismo paquete de carne distribuido en zonas de bajos recursos puede representar un riesgo mayor, probablemente por diferencias en almacenamiento, manipulación o inspección del producto. Para los consumidores, el mensaje es claro: aunque no se puede eliminar totalmente el riesgo, es recomendable prestar especial atención a ciertas prácticas.
Principales medidas de autocuidado
Cocinar completamente la carne y el pollo hasta alcanzar una temperatura segura para eliminar la bacteria.
- Evitar la contaminación cruzada en la cocina (por ejemplo, separar utensilios para carne cruda y otros alimentos).
- Lavar bien las manos, superficies y tablones de corte después de manipular carne.
- Evitar que los envases de carne cruda goteen sobre otros alimentos.
A la par, los autores abogan por reforzar la regulación alimentaria: mayor vigilancia del procesamiento de carne y aves, estándares más estrictos en el sacrificio, envasado e inspección, así como políticas que reduzcan las inequidades entre zonas de diferentes recursos.
Esta investigación marca un paso significativo en la comprensión de las ITU. Si bien no todas las infecciones urinarias provienen de la cadena alimentaria, el hecho de que casi una de cada cinco podría tener su origen en carne contaminada representa una alarma de salud pública que exige tanto a los individuos como a las autoridades dar un nuevo enfoque a la prevención.