Nutrición

Alerta en los gimnasios: el mal uso de los suplementos acelera problemas renales, hepáticos o digestivos

Hasta el 60% de los usuarios de suplementos no ha recibido asesoría profesional antes de consumirlos

Suplementos deportivos
Un deportista tomando un suplemento nutricional.
Diego Buenosvinos

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Los suplementos deportivos como proteínas en polvo, creatina, aminoácidos o quemadores de grasa están en auge. Basta con entrar a un gimnasio o ver una cuenta fitness en redes sociales para verlos en acción. Sin embargo, detrás de este consumo creciente, los nutricionistas y médicos deportivos advierten sobre un problema cada vez más común: no se sabe usarlos bien.

De moda… pero mal entendidos. «Hoy en día es más fácil encontrar una proteína en polvo que una fruta en muchas mochilas de gimnasio», bromea el nutricionista deportivo Javier Gallego. «El problema es que mucha gente cree que por tomar suplementos van a tener resultados más rápidos, sin saber si realmente los necesitan».

Según un estudio publicado en Journal of the International Society of Sports Nutrition, hasta el 60% de los usuarios de suplementos no ha recibido asesoría profesional antes de consumirlos.

Riesgos por uso indebido

El uso desinformado de estos productos puede tener efectos negativos:

  • Sobrecarga renal y hepática por exceso de proteínas o creatina.
  • Descompensaciones nutricionales al sustituir comida real por batidos.
  • Problemas digestivos como hinchazón, diarrea o náuseas.
  • Dependencia psicológica o creencia errónea de que sin suplementos no hay progreso.

«Lo peor es que algunos usan productos que ni siquiera están bien regulados. Compran suplementos por internet sin saber su procedencia ni ingredientes», señala la doctora Laura Nieto, endocrinóloga.

Suplementar no es sustituir

Los expertos insisten en que la base del rendimiento y la mejora física está en la alimentación, el descanso y el entrenamiento bien estructurado. Los suplementos, como su nombre indica, son un complemento, no una solución mágica.

«Una persona que entrena tres veces por semana y come mal no necesita batidos: necesita verduras, proteínas de calidad y planificación», explica Gallego.

Educación, la clave

Algunas federaciones deportivas y centros de salud están empezando a implementar campañas informativas. El objetivo: romper mitos, frenar el consumo sin control y empoderar a los deportistas para que tomen decisiones basadas en evidencia científica. ¿Cuándo sí se recomienda suplementar?

  • En atletas de alto rendimiento con necesidades especiales.
  • En casos de déficit nutricional comprobado.
  • Bajo recomendación de un nutricionista o médico especializado.

En la era del cuerpo perfecto y los influencers del fitness, los suplementos han pasado de ser herramientas específicas a productos de consumo masivo. Pero el cuerpo no se transforma con polvo: se transforma con conocimiento, constancia y salud real.

Suplementos

Proteínas: se trata de darle al cuerpo un extra de proteínas, para alcanzar el aporte mínimo preciso para regenerar el músculo.

Multivitamínicos: no contribuye a que mejore tu rendimiento en una actividad deportiva, pero sí que te permitirá conseguir mejores prestaciones o cuanto menos evitar el bajón por una deficiencia en la alimentación.
Cafeína: mejora sobre todo el rendimiento en aquellos deportistas que no se encuentran habituados a su consumo, y que por lo tanto están insensibilizados. Te permite mejorar el estado de alerta y prolonga la energía en esfuerzos de larga duración o corta.
Glutamina: es un aminoácido pensado para ganar masa muscular después de los 20 años. Evita problemas de catabolismo muscular. Lo adecuado es tomar unos 10 gramos al día.
Glucosamina: contribuye a la protección y reparación de articulaciones a través de lubricación. Contribuye de alguna manera a recuperar el desgaste ocasionado por el estrés, así como a protegerlas de posibles lesiones.
Magnesio: participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el organismo, lo que se hace evidente en una regulación de funciones vitales: regulación del sistema nervioso, niveles de azúcar en la sangre, regulación de la función de los músculos y la presión sanguínea.

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