En Levántate OK, Javier Cárdenas explica «una curiosidad de las azafatas y lo que hacen cuando alguien se niega a cambiar su sitio para que familias estén juntas, dependen de la buena voluntad de aquellos pasajeros que decidan cambiar de asiento para permitir la unión familiar. Pero no todo el mundo acepta».
En este sentido, en el espacio de Cárdenas se añade que «por eso, una azafata de vuelo ha revelado cómo actúa cuando eso ocurre, y sobre todo cuando hay niños involucrados, Mitra Amirzadeh, una azafata que vive en Orlando (Florida, EEUU), dice que las solicitudes de intercambio de asientos se han vuelto tan frecuentes que ocurren durante ocho de sus diez turnos mensuales».
En el espacio se indica que «Amirzadeh, de 38 años, dice que interviene como meditadora cuando haya un niño involucrado. Si no aparece ningún voluntario dispuesto, recurre a un enfoque más agresivo: asignar al pasajero que no quiere cambiar el papel de niñero». «¿Entonces vas a cuidar al niño pequeño?», dice la azafata que le pregunta al pasajero inflexible. «Entonces querrás sus snacks y sus libros para colorear, porque los necesitarán», ha agregado.
En el espacio de Javier Cárdenas, se indica que «no obstante, Amirzadeh cree que los pasajeros que esperan un asiento específico deberían pagarlo por adelantado».
«La próxima vez que sientas que te enfadas o te frustras por no conseguir el asiento que deseas, debes recordar que no pagaste para elegir tu asiento», dice la azafata, según se explica en el espacio de Javier Cárdenas. «Si eres una pareja que quiere cambiar de asiento con un pasajero solo en la misma área, dice que la probabilidad de éxito es cercana al 100%. Nunca nadie me ha dicho que no», ha señalado la azafata, se explica en el espacio.
«Pero si el cambio de asiento implica que un pasajero se mueva hacia la parte trasera del avión, eso reduce sus posibilidades a aproximadamente un 20%. Y si el asiento está cerca de un baño o de un bebé que llora, la tasa de éxito se desploma», ha destacado.