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«Ya no me quieres»

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  • Jaime Peñafiel
  • Periodista político y del corazón. Experto en noticias sobre la aristocracia y la familia real. Ex redactor jefe de la revista ¡Hola! y fundador del diario El Independendiente y La Revista. Escribo sobre la Casa Real.

A propósito del audio libro Reconciliación sobre su vida en el que el Rey emérito pone su voz al prólogo y en algún que otro párrafo del mismo, expresando dolor y decepción por la falta de afecto y apoyo de su hijo, lamentando que lo dejara solo en sus momentos difíciles y que no lo quisiera, amén de sentir que le han robado su historia. Confiesa que comprende que como rey fuera firme, «pero sufrí que, como hijo, fuera insensible». «Ahora que Felipe me ha dado la espalda por obligación, ahora que los que se llaman mis amigos me la han dado también, me doy cuenta de que nunca fui libre».

Con este artículo pretendo recordar la buena relación existente, en aquella época, entre don Juan Carlos y este periodista que mucho le quería, sentimiento sin duda alguna correspondido, como demostró –y he contado en múltiples ocasiones– aquel 22 de noviembre de 1975, cuando fue proclamado Rey de todos los españoles, permitiéndome compartir ese momento con ellos, a solas, junto a un hombre y una mujer que, después de duros y dramáticos años de sufrimiento, traiciones y humillaciones, habían sido proclamados reyes de España. Pero no sólo esto sino que también recordando a Manuel Soriano, en su magnífica biografía Sabino Fernández Campo, la sombre del rey (Temas de hoy, 1995): «Jaime Peñafiel se atrevió a decir en la Cope, la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal, dentro del programa de máxima audiencia, dirigido y presentado por Encarna Sánchez, lo que se comentaba en círculos sociales y políticos: El rey pasa por un momento emocional muy delicado derivado de un viejo problema matrimonial que ha terminado por hacer crisis y que, estoy seguro, si se deja tranquilo acabará por superar. Por si no fuera ya bastante, publicaría después el libro ¡Dios salve a la reina! Pequeña historia de una gran profesional, en el que aportaba muchos datos y opiniones sobre la crisis matrimonial de los reyes. Jaime nunca fue desmentido por Zarzuela».

Pero el periodista pudo comprobar el disgusto que el libro le había producido durante el primer viaje oficial que los reyes hicieron a Israel:

«–¿Por qué no me quieres, Jaime? —le preguntó don Juan Carlos distendidamente pero con cierto rictus de amargura.

–Precisamente porque le he querido mucho, señor, escribo lo que he escrito — respondió el periodista con un tono respetuoso que todos pudimos oír.

–¿Ves?, lo dices en pasado, eso significa que ya no me quieres. ¿Por qué? — insistió el rey don Juan Carlos, que le reprochó: ¿Por qué para hablar bien de la reina Sofia tienes que hablar mal de mi?

Peñafiel le explicó su teoría, sobre la diferencia que  existe entre la vida privada y la vida íntima de los reyes y los límites que la prensa debe observar en uno y otro caso.

Esta conversación entre el Rey y Jaime la mantuvieron unos meses después del gran incendio periodístico que asoló Zarzuela desde el verano hasta el invierno de 1992.»

Repito, pensando en ello, he creído que el Rey Juan Carlos necesitaba cariño pero, claro está, siempre y cuando no se torciera su real voluntad. Siempre y cuando no se le llevara la contraria. En su relación de pareja con la Reina Sofía no puedo ni debo ni quiero hablar sobre ello. La intimidad de dos personas sólo les concierne a ellos. En el ámbito de su Casa no le bastaba con que le respetaran, tenía necesidad de que le quisieran, y en el ámbito de su relación con los periodistas era campechano, era cercano, divertido, pero ¡ay! siempre sin pasarte, porque te ponía en tu sitio en un santiamén. Igualmente la Reina Sofía, pero… sin el encanto de su esposo. A propósito de ella, recuerdo la actitud que tuvo con una azafata durante un vuelo de un viaje oficial. Cuando la joven le preguntó a la soberana por sus hijas, Doña Sofía, sorprendida, le respondió desagradablemente: «Querrá decir las infantas». Sin más comentarios.

Chsss…

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