El vídeo que demuestra que es falso que la democracia española derrotara a ETA

Carnicero de Mondragón

Si la democracia española hubiera derrotado de verdad a ETA, las imágenes del vídeo del reportero de OKDIARIO Cake Minuesa en Mondragón habrían sido radicalmente distintas. Pero en los siete minutos largos del vídeo queda claro que esa supuesta victoria de la democracia española sobre una banda de asesinos no es tal. Y no lo es porque resulta imposible que en una democracia alguien como Josu Zabarte, conocido como El Carnicero de Mondragón y que cumplió 30 años de condena en la cárcel por su participación en 17 asesinatos, pueda hacer una vida normal mientras sus víctimas han sido ignominiosamente borradas de la memoria. Provoca repulsión comprobar cómo uno de los más sanguinarios asesinos de ETA se erige en víctima de una «persecución periodística» y su entorno arremete contra un informador y esgrime falsamente el derecho a no ser grabado, cuando El Carnicero de Mondragón arrebató de forma miserable la vida de 17 personas inocentes.

¿De verdad que la democracia triunfó sobre una banda de asesinos que ahora hacer vida normal mientras sus herederos políticos han sido vilmente blanqueados por el presidente del Gobierno de España? ¿Es aceptable que Sánchez diga sin ningún recato que Bildu forma parte de la España democrática? No, presidente: ni Bildu ni Josu Zabarte pueden formar parte jamás de la España democrática y si en su concepto de la democracia caben ambos es que su idea de España es una perversión en toda regla. Zabarte se pavonea por las calles de Mondragón mientras huye de las cámaras de OKDIARIO en actitud hostil hacia el reportero que le preguntaba si se arrepentía de sus 17 asesinatos. Claro que no se arrepiente. ¿Para qué arrepentirse si el mismísimo jefe del Ejecutivo de España ha dicho que los herederos de quienes sembraron las calles de sangre forman parte de la España democrática? El caso de Josu Zabarte no es un hecho aislado, sino el retrato de un país en el que los verdugos se pavonean sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. ¿Triunfo de la democracia? ¡Anda ya!

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