Vicente Gil: «Valencia, ¡negocio climático y muerte!»
Vicente Gil analiza la situación de Valencia al cumplirse dos semanas de la riada. Pide ir fijando ideas claras «de lo que ocurrió antes del 29 de octubre, durante el 29 de octubre y en las horas y días posteriores al 29 de octubre» para que no olvidemos: «Es lo que quieren los responsables, por acción u omisión, de esta enorme tragedia, como pasó con el covid: sembrar confusión ahora para que, cuando salgamos del shock y nos liberemos del cansancio y del horror inicial, no nos acordemos de qué pasó, cómo pasó, por qué pasó y cómo podría haberse evitado. Es lo mismo que decir cuántas personas pudieron salvarse y hoy están muertas. Como en el Covid».
Vicente Gil denuncia «por encima de todo» la «ineptitud, egoísmo e inmoralidad de nuestros políticos y la suma de incompetentes implicados en la previsión y gestión de la emergencia de aquel día y que incumbe al PSOE y al PP; a la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar dependientes de Teresa Ribera; y a la consejería de Interior de la Generalitat». Para el periodista de OKDIARIO, «Sánchez es ‘el 1’, sin duda, de esa responsabilidad». Y señala: «Escucharle hoy decir que salgamos a los balcones a aplaudir a las 8 confirma, por si alguien tenía dudas, que el gobierno de España lo preside un psicópata peligroso».
Vicente Gil afirma, además, que «el fanatismo climático mata y ha matado en Valencia y que las políticas del lobby ecologista matan y han matado en Valencia». Dice el periodista que «el histerismo climático sólo ha traído, hasta ahora, miseria y destrucción. Ahora, también, muerte». Para Vicente Gil, «Ximo Puig y los consejeros de Medio Ambiente de Compromís son responsables de lo ocurrido en Valencia por su gestión de los últimos ocho años al servicio del negocio ecologista subvencionado con decenas de millones de euros inútiles que pudieron servir para evitar este drama». El director de LA ANTORCHA de OKDIARIO denuncia: «Hablemos claro. Hoy no habría 200 muertos en Valencia si el PSOE y Compromís, alegando razones de impacto medioambiental, no se hubieran negado a hacer la presa de Cheste hace 20 años. No habría 200 muertos si no se hubieran negado a hacer el Plan Sur para el Barranco del Poyo. Y no habría 200 muertos si no se hubieran negado, sistemáticamente, incluso multando a la gente de los pueblos, a limpiar de árboles, ramas y millones de cañas salvajes los montes y los barrancos ahora desbordados». Y recuerda: «La ministra Teresa Ribera es responsable también de los 200 muertos de Valencia porque se ha negado sistemáticamente a limpiarlos como le pidieron, desesperadamente, en varias ocasiones y por escrito, los ayuntamientos afectados». Para Vicente Gil, a la izquierda le puede la ideología y «la pasta -añade- que mueve el enorme negocio del histerismo climático». Por eso, y para quitarse de enmedio, dice que Pedro Sánchez se ha ido a la Cumbre del Clima COP29 de Azerbaiyán: «Ha huído de nuevo como una rata, como en Paiporta».
Reitera Vicente Gil que, además, «el urbanismo ecolojeta ha llenado durante estos años las laderas de los barrancos de construcciones verdes absurdas y de estúpidos ‘pasillos bio-ciclistas’ y ‘sosteneibols’, que diría Begoña Gómez. Esas construcciones al lado de los barrancos sucios han resultado, ahora, bombas de relojería que han multiplicado la fuerza destructora del agua en los pueblos afectados».
Vicente Gil pide «que no pase como en la pandemia, que nadie pidió cuentas a nadie y, en primer lugar, al Gobierno de Sánchez por lo que no hizo para prevenir el covid en los meses de enero y febrero de 2020». Dice el periodista de OKDIARIO que «la pandemia de covid, como la riada de Valencia, era inevitable», pero que «el impacto no fue el mismo en los países donde sus gobiernos, ya en enero y febrero de 2020, aprobaron presupuestos estatales multimillonarios de urgencia para copar en China la compra de material». Destaca que, en esos países hubo gobernantes «con previsión y liderazgo» que asumieron la crisis desde el primer momento mientras «Sánchez y Pablo Iglesias, recién formado su gobierno, se repartían cargos y carguetes entre amigos y gente de sus partidos». Vicente Gil describe reuniones en el INGESA, la central de compras del ministerio de Sanidad (particularmente una del 3 de febrero de 2020) del director de INGESA y el número dos de Salvador Illa con las empresas de material sanitario: «Sánchez e Illa hicieron lo mismo que ahora con la riada de Valencia: inhibirse escudándose en la ‘cogobernanza’ y las ‘competencias autonómicas’». Dice Vicente Gil: «Hablemos con claridad. ¿Cuántos miles de muertos se hubieran evitado si el Gobierno hubiera asumido en enero y febrero su responsabilidad como estado? Ahora se ha repetido la historia en menor escala en Valencia. Sánchez echa balones fuera». Vicente Gil lo tiene claro: «Es el mismo esquema que este psicópata usó para salir indemne de su gestión criminal de la pandemia. Luego, vinieron la propaganda y los aplausitos a las 8 como sugería hoy. Ahora está haciendo lo mismo. Escurrir el bulto y sacar a técnicos de segunda fila a dar la cara en las ruedas de prensa diarias».
Vicente Gil apunta al presidente (socialista) de la Confederación Hidrográfica del Júcar: «¿Por qué Miguel Polo, enchufado allí por Ximo Puig y Teresa Ribera, no da la cara? ¿Por qué le han prohibido hablar? ¿Por qué se gastó más dinero en reformar los despachos de la Confederación que en limpiar los barrancos?». Y remata: «Algo huele a podrido en la Confederación Hidrográfica del Júcar».
Vicente Gil pide, también, no olvidar a los medios y periodistas, como Silvia Intxaurrondo, «empeñados en salvar al soldado Sánchez», como ya ocurrió en el covid: «Son ‘bien pagados’ del poder para defender la mano que les da de comer: Pedro Sánchez». Para Vicente Gil, «la maldad de Pedro Sánchez nos desborda como el agua». Dice que «Sánchez es el diablo» y que desde el mismo 29 de octubre «se le vió el plumero»: «Ahogado por la corrupción de su mujer y de Ábalos, Sánchez vió rápido, en la dana, un balón de oxígeno, una gran oportunidad para desviar la atención y quitarse presión de encima. Y de paso montarle a Feijóo un 11M, vía Mazón». Vicente Gil señala: «Da miedo la convicción y la naturalidad, propia de un narcisista sociópata, con la que Pedro Sánchez habla, nos chantajea y nos miente».
El director de LA ANTORCHA de OKDIARIO acusa a Sánchez, el PSOE y la izquierda de ser «aves carroñeras que sobrevuelan los 200 muertos de Valencia y las miles de vidas arruinadas esperando picotear un poquito de tajada política frente al PP». Y concluye: «Los socialistas dan asco. Así han sido siempre. Cuervos. Buitres. Aves de rapiña».
Ante tanta maldad y tanto cálculo dice Vicente Gil que «también nos desborda la torpeza y el catetismo provinciano de Carlos Mazón y la incompetencia manifiesta de su consejera de Interior, Salomé Pradas». Vicente Gil afirma que «Mazón, a diferencia de Sánchez, es un buen tipo» y pide al PP que espabile: «Señores de Génova. Ustedes no se enteran. El PSOE no tardará ni unos días en arrojar los 200 muertos de Valencia a la cara de Feijóo. Mazón les va a parecer en breve caza menor». Vicente Gil ve a Feijóo estos días «desubicado» y critica que el viernes pasado el presidente del PP dijera literalmente: «Aquí [en referencia a Valencia] lo que se ha acreditado es que el estado de las autonomías ha funcionado». Vicente Gil se pregunta: «¿Quién asesora a Feijóo en Génova? ¿Quién decide y le escribe estos mensajes que le sitúan, completamente, fuera de la realidad y la percepción de los ciudadanos de a pie?».
Para Vicente Gil, «España es un descontrol, un despelote autonómico, que, en situaciones graves como la de Valencia, se ve mucho más. Las autonomías se han convertido en enormes, costosos e ineficaces mastodontes para enchufar a la gente del partido y alimentar el ego del politiquillos de turno que terminan creyéndose los virreyes de su región. Descentralizar competencias o acercar la administración y los servicios públicos no significaba haber convertido España, como se ha convertido, en 17 reinos de taifas, desconectados unos de otros, o directamente enfrentados, y donde, si hay un incendio forestal, los bomberos dejan de echar agua en el límite de su comunidad. Como en Guadalajara, año 2005, con 11 muertos».
Para Vicente Gil , las situaciones extremas como la de Valencia «sacan lo mejor y lo peor, también, del ser humano». Por eso señala: «Dió vergüenza este fin de semana la manifestación de Valencia a la que acudieron, seguro, ciudadanos de buena fe que querían expresar su protesta por la nefasta gestión política de la crisis. Por supuesto, los convocantes expulsaron, incluso violentamente, a quien se le ocurrió sacar una pancarta contra el Gobierno o gritar contra Sánchez». Recuerda el periodista de OKDIARIO que «los convocantes fueron todas esas entidades ecolojetas y pancatalanistas regadas por el gobierno de Ximo Puig y Compromís con decenas y decenas de millones de euros en subvenciones». Y afirma: «Sus dirigentes son chupópteros. Parásitos del dinero público que usted y yo generamos con nuestro trabajo, vía impuestos, para que ellos se lo lleven crudo. Son garrapatas de subvenciones y vagos comegambas, como los dirigentes de UGT y Comisiones Obreras a los que, en 15 días, no les ha visto por los pueblos afectados quitando barro».
Para finalizar, Vicente Gil lanza un mensaje de esperanza viendo la labor de miles de voluntarios: «Frente a todo esto, frente a estos miserables, frente a políticos sin alma como Sánchez o sin categoría como Mazón, nos quedará siempre el enorme ejemplo de generosidad de los voluntarios de toda España. De la gente buena. De los ciudadanos de cualquier rincón que han ido a Valencia a ayudar en cuanto han tenido unas horas libres. De todos esos españoles, más allá de su ideología, nos sentimos hoy orgullosos. Pero especialmente de los jóvenes. De esa generación que parecía de cristal pero ha sacado el hierro entre el barro de Valencia. Los valencianos no olvidaremos nunca sus manos y sus caras manchadas y su dolor compartido. Sin su desvelo, sin su titánico esfuerzo, sin su calor y su cariño, hoy las cosas estarían mucho peor de lo que todavía están 15 días después. Como no olvidaremos tampoco a las aves de rapiña que sobrevuelan nuestros muertos tratando de sacar tajada de nuestro dolor y la ruina que han dejado con sus políticas nefastas de un negocio monumental llamado clima».