Vicente Gil: «Sánchez y Begoña Gómez deben saber que no les tenemos miedo»

Ver vídeo

Sánchez es un enfermo de poder. Lo ha demostrado de nuevo con su gran farsa de este fin de semana cuyo único fin era bunkerizarse más en Moncloa y, con ello, además, usar ese enorme poder que tiene para controlar de cerca las investigaciones sobre Begoña y Koldo.

Fue todo un engaño masivo y planificado, probablemente, con la propia Begoña Gómez y, desde luego, ya tenemos claro, que con su jefe y subjefe de gabinete y, cuanto menos, en el partido, con Santos Cerdán.

La pareja Pedro-Begoña, lejos de dar explicaciones sobre las actividades profesionales de ella, ha usado, sin ninguna vergüenza, la investigación judicial abierta para urdir un plan -realmente maquiavélico- con el que crear el relato y el ambiente emocional necesario para asaltar, de una vez, el Poder Judicial y la prensa libre. Y para ello se han valido, incluso, del Rey.

Todo fue mentira. Conocido el final, está claro que había un cronograma; un plan de manual con inicio, nudo y desenlace en el que el CIS, TVE y la Ser entraban en la parte del desenlace.

Tras la farsa, Sánchez va poniendo sus cartas boca arriba. No hubo ni sufrimiento de su mujer ni nada parecido. Estaban los dos tan panchos en La Moncloa y ahora, de puente, en Las Marismillas.

El nivel de manipulación emocional masiva de los suyos y de todo su bloque de investidura fue tremendo. Alguno de sus socios confiesa sentirse hoy como un idiota.

De todos modos, Pedro y Begoña, sí están preocupados por el devenir de las investigaciones del caso Koldo y del caso Begoña. Esa variante no la controlan, pero quieren controlarla. El trabajo de la UCO y de los jueces avanza y habrá novedades.

Por eso, lo que han hecho Pedro y Begoña es adelantarse a los acontecimientos y acelerar al máximo el control de los jueces porque con la Guardia Civil lo tienen más crudo. Bien lo sabe Marlaska.

Sánchez ya ha dejado claro hoy que el primer objetivo de la farsa era chantajear al PP en la negociación del CGPJ. En la Cadena Ser, esta mañana, ha amenazado a Feijóo con cambiar la mayoría parlamentaria necesaria para renovar el Consejo si el PP no se aviene a hacer lo que quiere imponer el PSOE. El comisario Reynders dijo hace unos días que Bolaños y González Pons estaban muy cerca de un acuerdo. Está claro que Bolaños engañó, de nuevo, a Reynders y al PP. A los dos.

El gobierno no quiere cambiar el sistema de elección de los jueces como exigen el PP y Europa. El Gobierno quiere simplemente colocar a sus jueces afines para que el CGPJ sea como la Fiscalía General del Estado. Y Sánchez, aunque vive de anuncios, puede hacerlo porque tiene los votos necesarios en el Congreso.

Sánchez, como líder de este nuevo Frente Popular de corte latinobolivariano, ha creado estos días, el clima emocional, el relato y la narrativa necesaria para hacerlo. Esta mañana, en la SER, ha repetido que él ha sufrido lawfare también, igualándose a Puigdemont y a Bildu.

Sánchez vive en una huida permanente hacia adelante. El problema es que los soufflés que infla y luego aprueba con sus socios en el Congreso son cada vez más radicales y propios de una dictadura.

Aparte del asalto al CGPJ, Sánchez negocia con sus socios eliminar los jueces de instrucción y que sea la Fiscalía la que instruya. ¿Imaginan el caso de Begoña y de Koldo investigados por el Fiscal General? ¿Entienden por qué toda esta farsa del fin de semana pretende adelantarse a los acontecimientos? Porque deben de estar de corrupción hasta las trancas. Mientras no den explicaciones tenemos el derecho y hasta la obligación de pensarlo e investigarlo.

Luego está el control de la prensa. Sánchez se permite ya definir él mismo -como ha hecho en TVE y la Ser- qué es un medio de comunicación y qué no lo es hablando despectivamente de «webs y medios digitales». Sánchez está ya a la altura discursiva de cualquier dictador del pelaje de Maduro.

Sánchez y sus socios tratan de meternos miedo amenazándonos con una especie de ley antilibelo. Pero se equivoca. Que un autócrata como él nos intente desprestigiar o amenazar nos llena de «orgullo y satisfacción», que diría el Rey Juan Carlos; al que, por cierto, creo yo, difícilmente Sánchez se atrevería a hacerle los desplantes que le hemos visto hacer al Rey Felipe.

En la Ser, Sánchez ya ha dado un listado muy concreto de medios de comunicación «buenos». Ha citado, primero, a la propia Cadena Ser. Y no se lo pierdan. Sánchez ha dicho que eldiario.es de Ignacio Escolar es -¡atención!- «una institución». De vergüenza ajena.

Mil veces hemos repetido, antes del caso Koldo, que cuando Sánchez encontrara una salida mejor, con más poder y dinero que estar en Moncloa, se iría y dejaría a los suyos tirados con este sindiós de país que ha creado. Su farsa de este fin de semana denota que no tiene salida por ahora y que necesita afianzarse en el poder. O sea, es más peligroso que nunca.

La prensa internacional se ha reído de él y lo ha comparado con el populismo de Trump y de Cristina Kirchner. Ya todo el mundo sabe, además, que su mujer está investigada por corrupción. Tras el 9J veremos si consigue hueco en Europa o no.

Pero lo perverso de la farsa ha sido el maltrato a los suyos. Un maltrato auténtico. Digno de ser estudiado por un profesional. Porque los suyos han descubierto este fin de semana que, efectivamente, Sánchez es capaz de largarse con Begoña en cualquier momento y dejarlos empantanados si obtiene un puesto mejor.

Después de tragarse (sus votantes y simpatizantes) todas sus mentiras de años y justificarle, después de engañarles dos días antes del 23J diciendo que no habría amnistía, Sánchez es tan amoral que se ha atrevido a ir a más y ha jugado con la buena fe de sus seguidores durante cinco días y con los sentimientos de los poquitos que salieron a la calle por él. Les ha tomado el pelo de forma sideral. Pero siguen «con Pedro». El nivel cultural del simpatizante y votante del PSOE es realmente bajo e inversamente proporcional a su sectarismo político y a la necesidad de tener un caudillo que les guíe.

Sánchez necesita perpetuarse en el poder para satisfacer su ego. También, para estar en mejor posición, si un día la UCO llama a la puerta de Begoña y de Ábalos y Koldo u otro deciden cantar. Cuanto más fuerte vean a Sánchez en Moncloa los personajes de la trama investigada, más seguridad les dará y más margen tendrá, en su caso, para evitar que canten.

El amor ha triunfado, como escribía certeramente hace unas horas la presidenta de OKDIARIO, Pilar R. Losantos. Y ha triunfado porque, efectivamente, Sánchez sólo se ama a sí mismo. La historia está llena de narcisistas que llevaron a sus países al precipicio hasta dejarlos en la más absoluta ruina moral, política y económica.

El precipicio siempre llega, que lo tenga claro Sánchez. Tarde o temprano, señor Sánchez, pero siempre llega. Sánchez lleva seis años como Telma & Louis en la escena final de la película: acelerando hacia el vacío. Así gobierna España para convertirla, como el PSOE, en su cortijo. Sánchez es un peligro para la libertad y la democracia.

Pero, que sepa, él y su cuadrilla de acólitos, a los que Pedro y Begoña abandonaran cuando les convenga, que no les tenemos miedo. Ningún miedo. Aquí estamos señor Sánchez.

Es el compromiso con los millones de personas que nos leen cada día por más que a Sánchez le moleste. Ciudadanos que están hartos de la tensión y el guerracivilismo permanente en el que nos mantiene el gobierno y que quieren un país en paz, concordia y progreso.

A ellos les recordamos las palabras de alguien que, con fuerza, determinación y carácter, logró tumbar un muro más alto que el de Sánchez. Juan Pablo II, que vivió el nazismo y el comunismo: «Por más poderoso que sea un dictador no tengáis miedo. Es sólo un hombre».

Lo último en Opinión

Últimas noticias