La última fuga

La verja de Son Bibiloni sigue abierta. Mascaró, del juvenil División de Honor del Mallorca, ha sido el último, por ahora, en tomar las de Villadiego; en este caso las de Sevilla. Pregúntense qué tendrá el Sevilla Atlético que no haya en la carretera de Sóller o, mejor dicho, qué no tiene la Ciudad Deportiva Antonio Asensio -¡uy si levantara la cabeza!- que si ha encontrado a pies de la Giralda y a orillas del Guadalquivir. Ha debido ser el color especial que repite la canción.
Sería interesante revisar desde cuándo ningún jugador da un salto serio al primer equipo. Quizás desde que le regalaron a Marco Asensio al Real Madrid o dejaron de la mano a Brandon. Muchos se van, se han ido, antes. Si, han viajado a Austria de excursión -una pretemporada con media plantilla no se puede tomar muy en serio-, dos porteros, Pere Joan e Iván López que no pasarán de algún viaje más para completar el cupo del descuento aéreo, además de Gayá, Javi Llabrés y Giaquinto, Inédito el tercero, castigado a los minutos de la basura el segundo en circunstancias adversas y el primero sometido al oprobio de su debut en el Bernabéu. De Pablo Ramón y Obrador ya ni nos acordamos.
Para paliar tanta dejadez se han traído a tropecientos técnicos y ojeadores peninsulares, como si aquí no los hubiera capaces. Si no los conocen, les puedo facilitar una lista. Igual prefieren alquilar viviendas que contar con quienes la tienen propia. ¡Vamos, digo yo! Pasta aparte, of course. Pero, por lo que parece, la casa es rica, lástima que el dinero se lo gasten en las cosas menos importantes. ¡Qué le vamos a hacer!
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