La UE no traga: no hay terrorismo ‘bueno’

UE terrorismo

La enmienda pactada entre el PSOE y Junts establece una graduación de los delitos de terrorismo que, en la práctica, supone establecer diferencias entre un terrorismo que violenta los derechos humanos y otro que es susceptible de ser amnistiado por Pedro Sánchez, algo que no tiene encaje alguno en el delito de terrorismo que hace la Unión Europea.  La directiva 2017/541 del Parlamento Europeo y el Consejo, relativa a la lucha contra el terrorismo, advierte que «los actos terroristas constituyen una de las violaciones más graves de los valores universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y el disfrute de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, en los que se basa la Unión», añadiendo que «también representan uno de los ataques más graves contra la democracia y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los Estados miembros y en los que se fundamenta la Unión».

Pues bien, la enmienda pactada excluye los delitos de terrorismo de la Ley de Amnistía, pero sólo «cuando, de forma manifiesta y con intención directa, hayan causado violaciones graves de derechos humanos, en particular, las previstas en el artículo 2 y 3 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, y en el derecho internacional humanitario». O sea, para el Gobierno habría un tipo de terrorismo que no supondría una vulneración de los derechos humanos, algo que choca frontalmente con los planteamientos de la UE. En definitiva, que Sánchez se puede dar de bruces contra los tribunales europeos a los que tendrá que convencer de que hay un terrorismo intrínsecamente malo y otro menos perverso y, en comparación con éste, bueno. Porque la única verdad es que la dicotomía que plantea la ley entre un terrorismo que sería respetuoso con los derechos humanos y otro que no lo es responde a la intención del Gobierno de blindar a todos los investigados y encausados por terrorismo en el marco del proceso separatista catalán. Algo que, además de una indecencia mayúscula, es toda una perversión jurídica.

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