Entre Trump y Rutte, la OTAN va a ser un martirio para Sánchez
Que no va a ser lo mismo una OTAN con Joe Biden que con Donald Trump para el Gobierno de Pedro Sánchez es una evidencia. Hasta ahora, el Ejecutivo socialcomunista iba toreando a la Alianza Atlántica, prometiendo invertir más en defensa, pero sin rascarse el bolsillo. Las cosas han cambiado, porque Trump no se anda con chiquitas y va a exigir a las naciones miembros de la OTAN que cumplan con sus obligaciones e incrementen sustancialmente las partidas destinadas a gastos de defensa. Y como España está por debajo del umbral del 2% del PIB fijado como porcentaje mínimo, Pedro Sánchez va a tener que aguantar la reprimenda del próximo presidente de Estados Unidos, que, por otra parte, no es ningún prodigio de templanza a la hora de exigir. El Gobierno se enfrenta a tiempos difíciles en su relación con la OTAN, entre otras cosas porque sus socios de Gobierno son antimilitaristas confesos.
No es una anécdota que esta misma semana la OTAN haya dejado a España fuera de una reunión determinante sobre el futuro de Ucrania, una minicumbre para preparar la posición común de la Alianza ante la inminente llegada al poder del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Sánchez ni recibió la convocatoria para esa cumbre, todo un aviso a navegantes. Y es que, además, el secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, es de los más beligerantes con Sánchez por los incumplimientos en el aumento de gasto sobre el umbral del 2% del PIB.
La pinza Rutte-Trump puede convertirse en un auténtico martirio para el presidente del Gobierno, que ya no va a poder seguir desplegando su retahíla de palabras huecas. Le van a pedir hechos. O sea, dinero. Porque si se presenta en Bruselas excusándose con el argumento de que sus socios en España -Sumar, Bildu o ERC- no le dejan incrementar el presupuesto en defensa, los gritos van a oírse hasta en la Grande Place.