Las tropelías de un venado

Las tropelías de un venado

Mientras la incidencia se dispara hasta lo inimaginable, Sánchez se larga a Doñana a celebrar el fin de año. Los infectados por ómicron y el futuro de la gente le importan un comino. Su conciencia flota en una paz confusa. El venado no arregló nada, lo complicó todo, pero se regala unas alegres vacaciones para olvidar las viejas tropelías y estructurar las nuevas, que pronto pondrá en marcha, a su vuelta del parque natural. Como la coalición social-comunista confía en que la variante ómicron remita en enero de 2022, o sea, a partir de mañana, auguro que tendremos pandemia hasta que se nos caigan los dientes. Tal banda de incultos de ciencia, economía y de prácticamente nada, saben un carajo, se colaron en el Gobierno para descuartizar España, ponerse las botas y jodernos la vida. Y en esas andan.

El Boss, ahora anima la rifa del despilfarro de los fondos europeos.  Con ellos enriquecerá a sus socios separatistas y proetarras, que le sostienen en el poder. Sin dar ni un euro a quien, verdaderamente, lo necesita, la gente llana. Su política social consiste en comprar a los enemigos de la nación y despreciar a quienes creen en ella. De ahí el fracaso de la recuperación económica, que proclama el enloquecido. Las cifras atestiguan que miente como un bellaco: desde que está en Moncloa, la renta per capita ha caído un 6,3%, la Bolsa ha perdido un 7,2% de su valor y las inversiones andan un 6,5% por debajo de los niveles prepandemia, Y él, de vacaciones. La inflación se la suda y tampoco le preocupa el frenazo de la economía. Se mira al espejo y descubre a un dios fascinante. Mejor le iría leyendo a Gracián: “El mentiroso tiene dos males: que ni cree ni es creído”.

El venado brama que lo internen en un psiquiátrico. Sus constantes contradicciones avalan que está fuera de sí. Lo que no se puede es ser, a la vez anticomunista y convenir un Gobierno de risa con los comunistas. La farsa de una comedia se transforma en una tragedia cuando los actores que la interpretan socavan el estado de derecho. Los nuevos controladores del pensamiento practican el viejo deporte de calumniar a la oposición y sienten la excitante emoción de dar el golpe de gracia a las libertades. Empiezan jurando en falso, amar la democracia, para luego imponer una dictadura antidemocrática que acabe con todos los partidos constitucionalistas. Estas peligrosas actitudes fundamentaron el Comité de Salud Pública de Robespierre, periodo revolucionario conocido como “el Terror”.

¿Ideas de un loco o intenciones de un venado? El triunfalista balance económico del Boss – así se dirigen a él sus aduladores a sueldo – nos felicita el 2022 con otra mentira apoteósica, pues el IPC se ha disparado a tasas inéditas… 3,6 millones de hogares pagan la luz más cara, de no apagarla, por la promesa incumplida del mendaz, que juró rebajar su precio en diciembre. Y así seguimos, medio a oscuras, desasistidos y obligados a soñar con un futuro del que sólo emana un tufo a represión. O sacamos al venado de Moncloa, o la España en la creen los ciudadanos cuerdos, se verá humillada por la gentuza que la gobierna. Lo que puede suavizar la hecatombe en la que nos ha metido el venado, es que no use más ideología engañosa en envase de propaganda basura. Y que convoque elecciones. Pues su fracaso al frente del Ejecutivo ha sido rotundo. Y además es gafe.

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