Un tren (alta velocidad) sale desde Santiago

Alberto Núñez Feijóo

El secreto de la esfinge se desveló, finalmente, en la tarde del pasado miércoles, 2 de marzo, en Santiago de Compostela. Alberto Núñez Feijóo, el hasta ahora eterno vencedor en las urnas galaicas, emprende viaje a Madrid para ponerse al frente del Partido Popular.

“Vengo a ganar a Pedro Sánchez”, objetivo esencial para abandonar sus responsabilidades en la dulce y verde Galicia, colocado en el frontispicio de su cuartel, como nuevo líder del Partido Popular, formación que necesita para poder subsistir esa victoria, más que el viciado aire que se respira en Génova, 13. Feijóo ha encontrado, por fin, un argumento para rehabilitar una decisión que no quiso tomar en el 2018: “Estamos ante el peor Gobierno posible en medio de la tormenta perfecta…”.

Habrá que reconocer, grosso modo, que el gallego ha encontrado las circunstancias objetivas que se le negaron cuando su paisano Rajoy fue arrojado, con deshonor, por la ventana del Congreso de los Diputados, esto es, no tener que competir internamente con nadie. Yo añadiría que se ha convertido en El Deseado en un partido que tiene claro que sobre su cabeza se bambolea la espada de Damocles. Entre otras razones, porque no existe – tras el fiasco de Pablo Casado- ninguna otra figura emergente.

Al grano. Núñez Feijóo sólo tiene un camino: la victoria. La vuelta al poder. Justo lo que se negó machaconamente a su antecesor. El resto se dará por añadidura. Sinceramente, no lo tiene fácil. ¿Por Sánchez? No. El actual presidente del Gobierno tiene un nivel de desgaste considerable, una tarjeta de golpes acumulados que le será muy difícil continuar inmácula,  deambular por la vida española (tan ajada por él mismo) como si fuera un mirlo blanco. En esto lleva ventaja con Casado. Sánchez no puede salir a la calle sin que el pueblo le recuerde sus trapacerías; tengo para mí, que ello irá en aumento, porque las desgracias se amontonan, una tras otra. De modo, que en ese caladero el gallego de tierra dentro puede pescar votos.

Pero dejémonos de historias. El gran hocico negro para los intereses del centroderecha y su nuevo líder tiene tres letras: Vox. Y es ahí donde Feijóo tiene que demostrar cintura y capacidad política. Eso fue, más allá de sus errores, lo que ahogó a Casado.

La llegada de Núñez Feijóo ha sido saludada mayoritariamente con entusiasmo entre sus mesnadas. Eso también le sucedió al muchacho palentino en 2018. Ahora, Alberto tiene que demostrar que, además de legítima ambición y hechuras presidenciales (que las tiene), es capaz de amasar el pan que le exigen sus tropas: victoria y poder.

No cabe otra.

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