¿Te acuerdas, Sánchez, cuando querías suprimir el Ministerio de Defensa?

¿Te acuerdas, Sánchez, cuando querías suprimir el Ministerio de Defensa?
¿Te acuerdas, Sánchez, cuando querías suprimir el Ministerio de Defensa?

El presidente del Gobierno, a la fuerza ahorcan, se ha caído del guindo -ya era hora- y parece haber entendido que incrementar el gasto en defensa es absolutamente necesario en un mundo donde la paz arcangelical no cae del cielo. Dice que es necesario incrementar el gasto hasta el 2% del PIB, después de que los países de la Unión Europea nos hayan instado a destinar más recursos al gasto militar. A ver cómo se lo toma Podemos. Y es que actualmente nuestra inversión en materia de Defensa es una de las más bajas de Europa. Junto a Bélgica, España es la nación que menos porcentaje del PIB destina del conjunto de los 27. El presupuesto asignado a esta materia en relación al producto interior bruto se sitúa en el 0,90%, muy lejos del 2,60 de Grecia, del 2,40 de Rumania o del 1,90 de Francia. La partida española también está por debajo de la media de la Unión Europea y de los países de la Eurozona, ambas en el 1,30 del PIB. En total se invirtieron 10.852 millones, cantidad irrisoria si se compara con los 44.216 millones de Francia, los 37.184 de Alemania o los 22.931 de Italia.

Las razones de la cicatería socialcomunista en materia de Defensa son puramente ideológicas, porque la izquierda española ha defendido siempre que había que invertir en la paz en lugar de en la guerra, cuando ambos conceptos van de la mano, ya que la mejor garantía para alcanzar lo primero es dotar de medios al Ejército. El tancredismo político de esta gente ha vuelto a quedar en evidencia. Explicarle esto a Pedro Sánchez, que en 2014 abogó por suprimir el Ministerio de Defensa, es complicado. Sólo cuando le ha visto las orejas al lobo se ha dado cuenta de que su visión simplona del mundo ha saltado por los aires. Hace ocho años, Sánchez quería prescindir del papel esencial que en las democracias juegan las Fuerzas Armadas. Alguien debió decirle que su propuesta era una estupidez pluscuamperfecta, pero ahí queda para los anales de la estulticia política.

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