El talón de Pedro

Pedro Sánchez, Begoña Gómez, PSOE

Begoña Gómez, hay que seguir hablando de ella. Lleva tanto desaparecida, que empieza a ser, en sí misma, una cortina de humo. Evaporada del debate público y de los pensamientos argumentales de esa oposición que oposita a la alternancia, conviene citarla de nuevo como clave de bóveda de la corrupción sanchista. Por ella se hicieron negocios ilícitos en Moncloa que acabaron con el rescate de empresas con dinero público. Con ella se traspasaron todas las líneas de decoro presidencial en su papel de consorte y nada más. Le regalaron una cátedra, y millones para financiarla, robó la propiedad intelectual de un software ajeno para enriquecerse con él y se paseaba por los jardines de palacio como la comandante en jefe del business presidencial.

Ahora, el hombre que se tomó cinco días para resolver su enamoramiento, oculta su rostro mientras mangonea a la justicia para que su mujer no sea juzgada como lo será su hermanísimo, que ya está procesado, con una jueza solicitando vista oral por considerar que el apellido no es currículum suficiente para dedicarse a oficios cualificados. El sanchismo delinque hasta en el cognome, que dicen, purtroppo per la Spagna, i nostri amici italiani. En esa familia, convertida en banda que trafica con intereses e influencias, todo es posible, hasta el desembarco periódico en República Dominicana, el país al que la familia Sánchez-Gómez han destinado la mitad de los viajes oficiales. Vinieron a acabar con la corrupción y la han internacionalizado tanto que ahora la rentabilizan entre mojitos caribeños y amiguetes de partido. Socialismo state of mind.

Caídos Koldo, Ábalos, el hermano de Sánchez y Cerdán de camino, la siguiente debe ser Begoña. Si fuera la oposición, la sacaría en cada discurso parlamentario, en cada interpelación al Gobierno y en cada entrevista a medios. ¿Qué Sánchez habla de Eurovisión? Begoña. ¿Que Bolaños, el bulócrata, habla de fachosfera? Begoña. ¿Que el Gobierno saca el comodín de Franco? Begoña otra vez. ¿Que el equipo de opinión sincronizada de palmeros y comisarios políticos desvían la atención con Ayuso y sacan su vinculación con el primo del hermano del sobrino del vecino del quinto de la comunidad donde vive su mejor amiga? Begoña, Begoña y Begoña. Porque por ahí se abre la puerta que hará caer al régimen más abyecto, siniestro, corrupto y antidemocrático de cuantos hemos vivido en España.

Si a Pedro le resbala todo, quizá reaccione como debe -alguien normal- cuando se le toca lo que más quiere y más le hace callar. Ha establecido entre los españoles esa servidumbre voluntaria a la que refería Étienne de la Boétie sobre el absolutismo y la forma de gobernar. Un pueblo gustoso de admitir la sumisión de una autoridad cuya legitimidad emana de su propia percepción autocrática del poder. Al darle el consentimiento a tanta felonía, Sánchez consideró que los límites morales no ocupan su cometido y, por tanto, está exento de respetarlos. En ese camino limítrofe con la legalidad, le siguieron los demás, incluida su mujer. Por eso hay que seguir hablando de ella, de lo que hizo, lo que se le permitió y por qué debe ser juzgada por todo ello. Si a Sánchez no le influye el desprecio a su alma, tal vez lo haga el ataque a su talón (de Aquiles).

De ahí que ni la estrategia goebbelsiana de sumar informaciones constantes y argumentos nuevos para despistar al adversario y hacer desistir al ciudadano, ni la proyección de maldades propias en los demás, con objeto de confundir al espectador neutral, serán suficientes si la realidad de Begoña se impone a la percepción de impunidad creada. Ahora ya sabemos que las referencias de Ábalos a Quevedo escondían otro guiño alejandrino a sus sonetos. Porque el día que Pedro y Begoña vayan de la mano a prisión o exiliados en Marrakech o Santo Domingo, el bueno de Joseluí podrá recitarle por guasap a su amigo y patrón que le dejará su cuerpo, no su cuidado, será ceniza, y tendrá sentido, porque -Pedro- polvo será, más polvo enamorado.

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