Si Navarra cae…

Si Navarra cae...
Si Navarra cae...

Navarra, desde el estallido nacionalista vasco del racista y xenófobo Arana, especialmente, siempre ha sido objeto de deseo por parte de los euskaldunes. Tiene su aquel, desde luego y entendible desde sus ambiciones anexionistas, como Putin sobre Ucrania, salvando, of course, todas las distancias.

El País Vasco tiene una superficie de 7.234 kilómetros cuadrados. Navarra, 10.400. Con este dato está casi todo dicho.

Como ocurrió y ocurre en otras latitudes (Alemania, Japón, Rusia, etc…) las comunidades pequeñas en territorio aspiran a integrar el «espacio vital» del vecino. De ahí, el ansia nacionalista vasco por euskaldunizar el viejo Reino de Navarra que, al menos hasta ahora, ha conseguido mantener su propia identidad a toda costa.

Desde el inicio mismo del advenimiento democrático en 1977, el 75% de los navarros optaron siempre por opciones «españolistas» y un 25% por opciones decantadas abiertamente por travestirse con la ikurriña, una bandera, como todo el mundo sabe, de partido. La llegada al poder del «nuevo socialismo», encarnado en Madrid por Sánchez, ha permitido al Partido Socialista de Navarra (PSN) pactar con los herederos políticos de aquellos que no hace tanto tiempo mataban a sus correligionarios, aunque los asesinos siempre prefirieron a los del PP o UPN, que entonces era lo mismo.

Lo que es descriptible desde el punto de vista peneuvista y bilduetarra son sus inmensos esfuerzos por meter la hoz y la coz en ese vasto territorio foral que tiene kilómetros donde se habla euskera, pero en la mayor parte no. Que le pregunten por esto al corajudo alcalde de Tudela, Alejandro Toquero. En plena ribera navarra, con una mayoría aplastante, tiene que soportar escraches, insultos, pintadas y algaradas por parte de los de siempre. Una kale borroka importada de la comunidad vecina. Primero fue Carlos Garaicoechea, un pijo donde los hubiere; luego Arzalluz, con su ADN racista, y en todo momento Herri Batasuna y ahora Bildu. La quintacolumna nacionalista vasca estuvo representada por Nafarroa Bai de la indeleble Uxue Barcos, que un día trabajó en Radio Nacional de España.

Para el anexionismo vasco- los unos y los otros- la retirada de la Guardia Civil patrullando carreteras en aquel territorio es una victoria colosal e impensable. Aún así, me permito recordar que Navarra es Navarra, identidad y sentimientos propios alejados de los vuelos gallináceos. Si cayera definitivamente del lado oscuro es muy probable que el RIP habría que extenderlo a todo el Estado que todavía llamamos España.

Lo último en Opinión

Últimas noticias