2.555 razones para tomar las calles de Madrid

tomar las calles
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Mañana domingo 8 de junio los españoles cansadosde sufrir los delirios del  Gobierno tienen la oportunidad de demostrar su hartazgo ante la incompetencia, la corrupción generalizada, los abusos de poder y el asalto a la democracia liberal.

El 1 de junio del 2018, al socaire de una sentencia judicial, impulsada por el juez autotitulado (con  hechos) de extrema izquierda, José Ricardo de Prada, se subía inopinadamente al carro del poder de la nación y, 2.555 días después, cualquier mediano y objetivo observador de la realidad puede concluir el enorme precio que el pueblo español está pagando por ello.

Todo, es decir, todo lo que prometieron sin despeinarse el señor Sánchez, el señor Ábalos y el resto del corifeo era patraña, mentira, falsedad. Sánchez ha penetrado de su olor todas las instituciones del Estado, ha corrompido el principio básico de un Estado democrático y moderno (la igualdad entre ciudadanos y territorios), ha violentado la Constitución , ha profundizado en el guerracivilismo que había heredado de Rodríguez Zapatero, ha colocado a sus amiguetes sin pudor alguno y con currículums inexistentes en empresas privadas, ha disparado el déficit y la deuda pública, ha sometido a una fiscalidad brutal hasta el punto de poner en peligro la existencia misma de las clases medias y ha colocado a España en una situación internacional fuera del marco occidental.

Todo ello convenientemente adobado con mentiras hasta el punto de negarse a sí mismo, despreciando y atacando desde el Estado a jueces garantes de las leyes democráticas, convirtiendo el palacio presidencial en una cueva de intereses personales, en ocasiones inconfesables, despreciando a la oposición y subiéndose al carro de golpistas independentistas y declarados bilduetarras. Incluso, ampara una enorme maquinaria fabulosa de fango y bulos que se paga con el dinero de los escuálidos contribuyentes.

Llevo tiempo afirmando que la caída tiene que ser tan estrepitosamente democrática como ha sido su gestión antidemocrática y su capacidad para estirar la norma. Esa deriva en busca del poder absoluto no se puede parar por una manifestación cívica de aquellos que todavía creen que España es una nación y un lugar en el que se puede vivir en paz y democracia. ¡Ya lo sé! Pero puede ser un recordatorio histórico para un presidente antihistórico.

Ustedes me comprenden, y Sánchez también.

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