S’ase com més té, més brama

S’ase com més té, més brama

El último político que se ha sumado al gatuperio de la infrafinanciación de las islas ha sido Marga Prohens, la nueva líder del PP balear. «Somos una comunidad infrafinanciada por culpa de un sistema que nos perjudica. La reforma de la financiación autonómica es muy necesaria y debe ser justa», ha declarado Prohens en OKBALEARES.

Como viene siendo costumbre en todos los miembros del selecto club de llorones que desde hace años se quejan de la «mala financiación» que sufren las Islas, también Prohens demuestra su ignorancia oceánica en la materia. O miente o engaña a los baleares o habla por boca de ganso. A decir verdad, la campanera nunca ha dejado de formar parte de este selecto club de plañideras que hablan de lo que ignoran.

Hace unos años, cuando todavía era portavoz del grupo parlamentario popular en la cámara balear, en una entrevista a Ona Mediterrània -la emisora ligada a la Obra Cultural Balear, para más señas- decía: «Tenim la mà estesa a Francina Armengol per aconseguir un finançament just per a les Illes Balears», dejando claro que el PP «no està a favor de l’actual sistema de finançament» y disculpando a Mariano Rajoy de que si entonces no había abierto el melón del debate para cambiar el sistema era por la dramática situación de las cuentas estatales que se había encontrado el gallego, al borde de la intervención de Bruselas. Hace unos días, en cambio, en este mismo medio, afirmaba rotunda Prohens: «Voy a dar todas las batallas por los ciudadanos de las Islas, gobierne quien gobierne en Madrid». No hay político que salga indemne de la hemeroteca.

Marga Prohens no está sola. Son legión las ilustres personalidades de las Islas que han clamado, claman y seguirán clamando por mejorar un sistema de financiación que a sus ojos les parece humillante, injusto, denigrante y demás. Su habilidad en descalificar un sistema que desconocen es proporcional a su falta de luces para entenderlo y a su falta de argumentos para demostrar esta «injusticia». Nunca dicen por qué este sistema es «injusto», aparte del manido e impreciso «damos mucho y recibimos poco», algo que resulta sospechoso.

Entrañables siempre han sido los editoriales del periódico Ultima Hora, «El archipiélago ha padecido espolio fiscal, una financiación que raya en la rapiña y una discriminación humillante respecto a otras autonomías» (2017). El otrora voluntarioso portavoz de Més per Mallorca, David Abril, por su parte, decía que si «hay voluntad política de llegar a un sistema de financiación más justo», antes de que este llegue, se tendría que «suspender el Fondo de Suficiencia» y avanzar en el tema del «cogobierno aeroportuario».

El supuesto escándalo sería de tal magnitud que se han puesto en marcha plataformas por doquier, casi siempre teledirigidas por nuestra casta política: la plataforma Per un Bon Finançament o la Plataforma Cívica per a la Reforma del Sistema de Finançament i el REIB del Cercle d’Economia. No bastarían los tomos de una enciclopedia para consignar todos los disparates que se han proferido contra este sistema de financiación, no digamos los de aquellos que confunden financiación autonómica, balanzas fiscales, inversiones estatales a cuenta de los presupuestos generales del Estado, REBs y factores de insularidad. Todo vale para engañar a la ciudadanía de que no tenemos la financiación que «nos merecemos».

Dejando de lado nuestros «méritos» al ser éstos muy subjetivos, puesto que el resto de autonomías bien podrían esgrimir los suyos, y pasando a los datos reales de verdad nos damos cuenta de que la casta política -con la ayuda impagable de sus periodistas de cámara- nos ha metido a todos en una fantástica patraña, que se derrumba como un castillo de naipes en cuanto se confronta con la realidad fría de los datos oficiales.

El economista Ángel de la Fuente, el mayor experto en cuentas autonómicas de España y cuyo método de cuentas territorializadas (el equivalente a las cacareadas balanzas fiscales) fue adoptado hace años por el Ministerio de Hacienda para publicar un informe anual sobre la materia, acaba de publicar un nuevo estudio que describe la evolución de la financiación de las quince autonomías de régimen común (todas menos Navarra y País Vasco) entre 2002 y 2019.

Como se trata de un estudio comparativo entre autonomías, los estudios de Ángel de la Fuente calculan el índice (en %) de financiación efectiva «a competencias homogéneas» -esto es, descartando aquellas competencias singulares de algunas comunidades como prisiones, incluyendo por lo tanto sólo las comunes como la sanidad y la educación-, a «igual esfuerzo fiscal» -los ingresos se contabilizan aproximando la recaudación que se habría obtenido de haberse aplicado una escala de gravamen común en todas las autonomías- y «por habitante ajustado» -se corrige el hecho de que, por poner sólo un ejemplo, los costes sanitarios sean más altos en comunidades con un mayor envejecimiento de la población-. Estas correcciones sobre la financiación por caja, la recaudación real o la población real facilitan la comparativa entre regiones que, de lo contrario, sería imposible y pasto, como vemos a diario, de demagogos sin escrúpulos.

El informe, un año más, resulta demoledor para nuestro coro de plañideras indigentes e indocumentadas. Según este estudio, oigan ustedes bien, durante estos últimos veinte años, desde 2002 hasta 2019, las Islas Baleares han pasado de ser la comunidad peor tratada por el sistema (con unos diez puntos por debajo de la media) a ser una de las mejor tratadas (unos diez puntos encima de la media). En el 2010, el siguiente ejercicio después del cambio del modelo de 2009 de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, la financiación per cápita balear ya estaba por encima de la media. Desde entonces, la mejoría ha sido constante, alcanzando incluso los 14 puntos porcentuales por encima de la media en 2017.

La conclusión es evidente. Nunca las Baleares habían estado mejor financiadas que ahora. Nunca. De ahí el aumento impresionante en los presupuestos autonómicos que se han podido permitir los Governs de distinto color en los últimos diez años. Como decimos en buen mallorquín, S’ase com més té, més brama.

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