Sánchez usa rehenes como escudos humanos, igual que ETA y Hamás
La Convención de Ginebra establece que «las partes en conflicto no dirigirán los movimientos de personas civiles con el fin de intentar poner a cubierto objetivos militares de ataques», por lo que el Estatuto de la Corte Penal Internacional decreta que «utilizar la presencia de un civil o de otra persona protegida para dejar ciertos puntos, zonas o fuerzas militares inmunes a las operaciones militares constituye un crimen de guerra en los conflictos armados». Pero no sólo es un crimen el uso de escudos humanos, también la toma de rehenes está considerada como una infracción grave por los Convenios de Ginebra y considerada delito por todos los códigos penales.
No obstante, tanto los socios etarras de Pedro Sánchez como sus amigos terroristas palestinos han usado repetidamente rehenes como escudos humanos. Recordemos, por ejemplo, a Miguel Ángel Blanco, concejal del Partido Popular asesinado por ETA porque el Gobierno de Aznar no aceptó acercar a todos los presos de la organización terrorista a las cárceles del País Vasco. O al fundador de Vox, José Antonio Ortega Lara, secuestrado durante 532 días por los amigos de Arnaldo Otegui, quienes también exigieron el traslado de los presos etarras a cárceles vascas a cambio de su liberación. Más recientemente los terroristas palestinos amigos de Pedro Sánchez han secuestrado, violado y torturado a más de 250 civiles israelíes, para conseguir a cambio la liberación de terroristas de Hamás.
Pedro Sánchez ha aprendido de sus amigos terroristas usando a los afectados por las inundaciones de Valencia, a los pensionistas, a los usuarios del transporte público y hasta a las personas vulnerables que no pueden pagar la luz como rehenes en un chantaje a la oposición amenazándoles con perjudicar a todas estas personas necesitadas de ayuda si no cedían a su pretensión de que le aprobaran un decreto ómnibus que, de paso, incluía, por ejemplo, el impuesto al sector energético pactado por Sánchez con Bildu, o el regalo al PNV del palacio en el que se ubica la sede del Instituto Cervantes en París, entre otros inmuebles del Estado. Y como ni el PP, ni Vox han cedido al chantaje, todos los voceros progres han salido en tromba a repetir como loros que la oposición es la única culpable de que no suban las pensiones ni lleguen las ayudas a los afectados por las inundaciones, como les ordenan desde Moncloa.
La técnica es la misma que usan todos ellos cuando, después de avisar en repetidas ocasiones de que va a atacar, el ejército israelí destruye un arsenal de los terroristas de Hamás que se encuentra camuflado debajo de un colegio o un hospital palestino. Entonces todos los voceros progres difunden las imágenes grabadas por Pallywood, que es la agencia de publicidad terrorista encargada de fabricar imágenes manipuladas de las consecuencias de los ataques, para hacer creer que la culpa del daño causado no es del terrorista que usa a los rehenes como escudos humanos, sino del malvado ejército de un país democrático que intenta defenderse legalmente de sus sanguinarios ataques.
En realidad, si Pedro Sánchez no pretendiera usar a los pensionistas y a los afectados por la DANA como escudos humanos con los que proteger sus cesiones ante Bildu y el PNV, lo tendría tan fácil como presentar un Real Decreto exclusivamente para estos asuntos, como ya hizo en 2021 y 2022. Pero el líder del PSOE ya ha demostrado que es un inmoral que no tiene límites y es capaz de todo, por eso lo único que resulta razonable pensar es que, en realidad, el presidente del Gobierno no quería subir las pensiones ni ayudar a quienes sufrieron las inundaciones. Es un sinvergüenza con quien, para acertar, sólo puedes ponerte en lo peor. Sánchez sabía que PP y Vox no cederían al chantaje y ha sacrificado a sus rehenes sólo para usarlos políticamente contra la oposición.