Sánchez reescribe la historia del PSOE y la de África

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Dice Senegal a lo que es Kenia. Dice que la triste y trágica Guerra Civil la ganaron los que la perdieron. Confunde al general Lee con el general Grant… Y así todo, mientras tuerce sus botas de ágrafo internacional del regusto que le produce considerarse el salvador de España, Europa, la civilización occidental y aparecer cada mañana reinventado por el Altísimo en la zarza humeante. ¡Qué crack! ¡Qué inmenso talento!

La última bocanada de hedor se la ha mandado a Alfonso Guerra, el gran artífice de la histórica victoria socialista de 1982. El sevillano se la ha devuelto al más puro Guerra style: «Seguramente yo no estaba allí…». También es posible que estuviera Sánchez. Se ha propuesto reescribir la historia con episodios nada edificantes de su propio partido. Todo empieza y acaba en Sánchez. Me consta que le saca de sus casillas el desdén que produce en Felipe González, el profundo desprecio con que le adorna. Por ello, mandó recientemente a Félix Bolaños a pedir a Javier Solana que insistiera ante González para que deje de zaherirle y se someta a su vasallaje.

El que no puede ni sabe defender a los vivos, envueltos cada vez en más andrajos, se dedica a dar lanzada a moro muerto exhibiendo su poderío en las tumbas cerradas hace casi un siglo. ¿Le importa ello acaso a una mayoría de españoles que lucha por su supervivencia y la de sus familias? No. Pero a él, sí. Porque lo considera un signo de su glorioso poder. Como buen enfermo se regodea en encabronar a una parte de la sociedad española que antes que enfrentar al pasado con el presente persigue ganar el futuro. Lo ha dejado escrito el propio Felipe González: «No es un buen ejercicio boxear con los fantasmas…». No aprenden.

Como lo del paro les va pésimamente mal, (lógico y anunciado); la inflación no da tregua; la corrupción socialcomunista enseña la patita en pueblos, ministerios y ciudades; pues hala, otra de franquismo a ver si el anzuelo los engancha.

Le rechifla irse de gira internacional, con sus tropecientos asesores y anunciar la misma morterada de millones a Sudáfrica que promete a diario a los españoles. Prometer, diría el clásico, no es lo mismo que dar. Pero le sirve para ir tirando.

Este es el singular personaje al que rinden pleitesía los Fortes de turno (casi todos). ¿Por amor? ¡No! Por precio. No se dejen engañar.

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