¿Se quieren cargar a Margarita Robles?

Robles

El cómico episodio ocurrido el pasado martes en la Puerta del Sol a propósito de los fastos del 2 de Mayo ha dejado al descubierto un nuevo flanco más de cuarteo en un Gobierno que de tal sólo tiene el nombre.

En esta ocasión, las veleidades equinocciales del etéreo Bolaños han servido de pretexto para arremeter con la titular de Defensa (ministerio de Estado), Margarita Robles, de la que volveré a escribir sin maldad alguna (todo lo contrario) mi perplejidad sobre la razón o razones en una mujer inteligente a su afición por permanecer en ese potro de tortura. Como John Wayne en El Álamo, está rodeada por incompetentes, maledicentes y hasta de traficantes de favores al jefe de todos ellos.

Las reacciones en el teórico predio político que la acoge no han sido, en ningún caso, ni caritativas ni justas con la titular de Defensa, persona que sí puede salir a la calle o presidir un desfile sin que el pueblo la abuchee. Pudiera colegirse de lo publicado y, especialmente, de lo no publicado, pero vehiculado arteramente por sus enemigos dentro del poder en la izquierda, que existe algún o algunos intereses por ponerla fuera de circulación. Sé quienes vehiculan; no conozco, sin embargo, la voluntad última de los intoxicadores. Haberlos aylos y más de uno.

Junto con la vicepresidenta Nadia Calviño, ¡vaya cambio en el lustro de ministra!, tengo para mí que Robles es una miembro del Gobierno perfectamente salvable. Cierto es que en ese ranking se lo han puesto fácil. Una ministra moderada y con sentido común en una jauría de descocados (as) que terminarán por dar con sus huesos en el averno cuando el pueblo pueda expresar con libertad y garantías.

Tanto Nadia como Margarita son personas que, conocidos otros antecedentes en la vida gubernamental española, sufrirán mucho cuando tengan que recoger sus papeles de los oficiales despachos. No en lo que se refiere a su pecunio para poder afrontar la vida doméstica con tranquilidad; sí en lo que se refiere al afecto de la ciudadanía que, dadas las circunstancias, no se para a discernir quién es grano y quién fue paja.

P. D.: Con grandes dosis de chacota he visto una entrevista ad hoc realizada en un canal de televisión al siempre caracemento Iván Redondo, donde el otrora escurridizo gubernamental ha puesto a escurrir a la ministra y al jefe de la oposición por el affaire Bolaños. Sabido es que Moncloa no le traga; es cuestión de preguntarse si anda buscando material fungible a cambio de criticar a los enemigos de sus teóricos amigos. Podría ser… ¡Qué se lo pregunten a Luis Bárcenas…!

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