El PSOE heló la sangre de las víctimas de ETA
Esta semana el Partido Socialista le va a arrebatar la presidencia de la comunidad foral a Navara Suma, coalición electoral de UPN, PP y Cs, quienes representan la única oposición actual al nacionalismo vasco que persigue la incorporación del territorio al País Vasco, como permite la disposición transitoria cuarta de la Constitución española. Para lograrlo, la socialista María Chivite sumará a sus 11 votos los 9 de Geroa Bai –la marca navarra del PNV-, los 2 de Podemos y el de Izquierda-Ezkerra (IU); con lo que conseguirá 23 síes, que tan sólo podrán superar a los 20 noes de Navarra+ si cuentan con la abstención de EH Bildu. Serán los amigos de los asesinos de Fernando Múgica, Fernando Buesa, Ernest Lluch y muchos más militantes socialistas que se encuentran entre las casi 1.000 víctimas mortales de la banda asesina, quienes decidan si permiten a los socialistas gobernar Navarra con su abstención.
Los socialistas navarros han tenido varias oportunidades de arrebatarle el poder al centroderecha. La primera tras las elecciones de 2007 en las que podrían haberlo logrado con los votos de Nafarroa Bai (PNV) e Izquierda Unida. Pero el PSOE, dirigido por José Luís Rodríguez Zapatero, amenazó con nombrar una gestora para evitar que la federación navarra pactase con quienes desean anexionar Navarra al País Vasco. Y de nuevo en 2014, cuando los socialistas navarros pretendieron impulsar una moción de censura contra Yolanda Barcina que para prosperar necesitaba los votos favorables tanto de Nafarroa Bai como de Bildu. En esta ocasión fue Alfredo Pérez Rubalcaba quien lo evitó, aunque sí permitió que muchos ayuntamientos navarros y vascos quedaran en manos de Bildu.
En una carta dirigida a sus militantes éste sábado, la dirección política de Bildu les informa de que su intención es “posibilitar la investidura a través de las abstenciones que sean necesarias” ya que “el nuevo Gobierno necesitaría nuestros votos, no sólo en la sesión de investidura sino a lo largo de la legislatura. Eso nos daría capacidad de incidir y de inclinar la balanza en algunos temas, condicionando la acción de gobierno”. Y también les dicen que en el futuro Gobierno navarro “tienen claro que somos sus interlocutores prioritarios y tienen el compromiso de mantener relaciones continuadas con nosotras”. Piensan que así “no se perderían todos los pasos dados en la legislatura del Cambio” que es como denominan al Gobierno que presidió Uxue Barkos de Geroa Bai, con el respaldo de EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra.
Este fin de semana Bildu ha homenajeado en Oñate al secuestrador de Ortega Lara al ser puesto en libertad tras cumplir sólo 22 años de prisión; y en Hernani al asesino exjefe de ETA José Javier Zabaleta Elosegi, que sólo ha permanecido 29 años en la cárcel. Bildu no sólo sigue sin condenar la violencia de ETA sino que lleva ya organizados este año 54 actos de enaltecimiento del terrorismo, 17 de ellos homenajes a etarras, según COVITE. El único motivo por el que no podemos decir que Bildu sea ETA es porque así lo sentenció el Tribunal Constitucional gracias al voto de su presidente, Pascual Sala, que rompió el empate en una votación en la que los 6 magistrados propuestos por el PSOE se impusieron a los 5 que estaban a favor de mantener la resolución del Tribunal Supremo que había ilegalizado todas las candidaturas de Bildu al considerar que éstas se enmarcaban dentro de un proyecto “gestionado, dirigido, coordinado y articulado por el complejo ETA – Batasuna”. Ese mismo PSOE que ahora ocupará la presidencia de Navarra gracias a los que quieren anexionarla al País Vasco y a los que rinden homenajes a los etarras. Como bien vaticinó la madre de Pagaza, la sangre de las víctimas de ETA debe estar ya más que helada.