Letrados y jueces por las horcas caudinas
Desde el punto de vista de la teoría política, la entente gubernamental lo tiene claro: se impone la mayoría parlamentaria que es la depositaria, según los propios interesados, de la soberanía nacional, aunque enfrente haya otra mayoría que tiene más votos ciudadanos directos.
Por lo tanto, que nadie se llame a engaño. Ya sabemos que esa exigua mayoría parlamentaria que ha posibilitado la rehabilitación de Sánchez en la presidencia del Gobierno invoca su legitimidad precisamente en los siete votos que diferencia a unos y a otros. ¡Si Alexis de Tocqueville levantara la cabeza! Y desde esa legitimidad (sic) entiende la brunete sanchista que puede perpetrar cualquier cosa, incluso poner en almoneda el concepto mismo de la soberanía nacional y la realidad de una nación y su soberanía. Los votos no lo permiten todo; mucho menos cuando hay en el cómputo general un exequo.
De esta manera, hay que oír (que es cosa distinta a escuchar) e interpretar a la emergente señora Chiqui Montero cuando afirma que el demoledor informe de los letrados de la Comisión Constitucional del Congreso señalando que la Ley de Amnistía choca frontalmente contra la Constitución se trata de una mera «opinión», frente a la que se puede contraponer la «opinión» del ministro Bolaños. ¿Estupidez o mala fe? Probablemente, ambas cosas.
Este proceder no es nada nuevo bajo el sanchismo. Es una forma de proceder muy en la línea de los dictadorzuelos caribeños que representa en su Gobierno la otra vicepresidenta, Yolanda Díaz, comunista con profuso ADN. Un proceder donde lo que brilla es el Poder Ejecutivo, es decir, el gubernamental, donde no existen contrapesos democráticos y el resto de los poderes tienen que pasar por las horcas caudinas que impone el primero.
Hasta Felipe González ha llamado al pueblo a rebelarse, un pueblo español que a lo largo de su intensa y abigarrada historia supo entender cuándo sus libertades estaban en peligro. Hoy, sin embargo, el pueblo parece vivir ajeno a todo lo que le amenaza, fiando todo a que le salve de la quema.
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