Opinión

Oxígeno para pymes y clases medias, víctimas de un sistema fiscal confiscatorio

La izquierda no se ha apeado nunca de esa receta que consiste en poner el gasto público al máximo de revoluciones, lo que obliga a generar ingresos hasta debajo de las piedras. El problema es que ese gasto no se fundamenta en criterios de solidaridad, sino que se rige por principios de afinidad ideológica en muchos casos, generando bolsas crecientes de pesebrismo y mamandurria. Las cotizaciones sociales en España son de las más altas de Europa, lo que afecta a trabajadores y a las empresas, mientras que la carga fiscal sobre las clases medias -tres de cada cuatro contribuyentes del Impuesto sobre la Renta declaran cobrar menos de 24.000 euros, según las últimas estadísticas de 2013 del IRPF- es insufrible. La solución de la izquierda es pura propaganda ideológica, porque castigar a los ricos con más impuestos es puro populismo ya que no se traduce en una mayor recaudación neta. Del mismo modo, habría que suprimir con carácter de urgencia el Impuesto de Sucesiones por lo que tiene de injusto y confiscatorio, además de generador de desigualdades. La doble imposición es una aberración que desincentiva, además, el ahorro familiar.

El modelo productivo español pivota sobre las pequeñas y medianas empresas en una proporción mayor que la media de las naciones de la UE, pero las cargas fiscales y laborales que soportan en España son brutales en comparación con las naciones de nuestro entorno. Son ellos quienes de forma sistemática soportan el peso de un modelo fiscal que urge reformar para corregir los desequilibrios de un sistema tributario confiscatorio que lastra la capacidad de innovación y la competitividad empresarial. Y es que la clase media -empresarial y social- ha sido la gran pagana de todas las crisis y las reformas. Son ellas las que se han convertido en el sostén de la solidaridad social. Y ya va siendo hora de insuflarlas oxígeno, porque su capacidad de resistencia es limitada. Para ellas, a diferencia de Pedro Sánchez, no ha habido nunca ningún «Manual de Resiliencia».